El periodista y economista José Antonio Martínez Soler ha abierto hoy, 8 de octubre, el ciclo “Para la libertad. España después de 1975”, con el cual la Universidad de La Laguna celebra los 50 años del inicio de la Transición tras la muerte del dictador Francisco Franco. En su ponencia, titulada “La libertad no fue un regalo”, el ponente repasó una serie de fotografías del Franquismo y la Transición para trasladar a la audiencia más joven lo que significaron esos años y por qué es necesario seguir recordándola. Y es que “la Dictadura dejó muchas huellas, y todavía se notan”.
El ponente fue presentado por el rector de la institución académica, Francisco J. Garcia, para quien el título “Para la libertad” resume bien el espíritu de una actividad que tiene todo el sentido en una universidad pública. En su opinión, estos últimos 50 años han sido “un periodo sin igual” en la historia de España, pero lograr esa libertad “no fue una casualidad y, como señala el título de la charla, fue la consecuencia de una lucha y no es para siempre: “la libertad hay que conquistarla y defenderla cada día”.
En la presentación también estuvo el viceconsejero de Universidades del Gobierno de Canarias, Ciro Gutiérrez, quien reflexionó que el periodo que siguió a 1975 “fue un tiempo de cambio profundo en la sociedad española”. En su opinión, este proceso hacia la libertad no puede entenderse como algo cerrado, por lo que cada generación debe plantearse qué significa vivir en libertad, “porque no está tan garantizada como podría parecer”. En ese proceso puso en valor el papel de las universidades para analizar la situación social y fomentar en el aula los valores que fomentan la convivencia.
Por su parte, la vicerrectora de Cultura y Extensión Universitaria, Isabel León, presentó el proyecto cultural de “Para la libertad”, que supone la idea estructural elegida para desarrollar durante el año 2025 las actividades de su vicerrectorado y se desarrollarán hasta diciembre. León destacó que este programa incluye un seminario que afronta diferentes aspectos de ese periodo con especialistas académicos y protagonistas de la época como Manuela Carmena, Iñaki Gabilondo y Carla Antonelli. El seminario estará complementado por una exposición y la representación de la obra “La inmortalidad” de Antonio Tabares, a cargo de Delirium Teatro. También habrá actuaciones musicales y ciclos de cine, todas ellas para reivindicar el legado sociocultural de la Transición con un programa en cuya organización ha colaborado activamente el alumnado.
Martínez Soler comenzó comentando una serie de imágenes históricas que le dieron pie a desplegar su vasto conocimiento sobre el franquismo y a compartir vivencias personales. Su objetivo principal fue apelar a la audiencia más joven: “Les pido que estudien la dictadura y vean de lo que nos hemos librado, porque todo puede volver a ocurrir. Defiendan la libertad con uñas y dientes”, fue su conclusión tras una hora de conferencia.
Quizá una de las imágenes más impactantes fue la del rostro hinchado por los golpes del propio Martínez Soler, tras ser liberado de su secuestro y tortura en 1976 por parte de una facción de la Guardia Civil a la que no le había gustado un artículo suyo sobre la purga interna que estaba experimentando el cuerpo. El suceso tuvo eco en la prensa internacional mientras que en España fue omitido o tergiversado, de tal modo que TVE llegó a culpar del hecho a ETA. El propio periodista ocultó durante muchos años la verdad sobre lo acontecido por temor a represalias.
Franco ocupó muchas de las imágenes proyectadas por el periodista, lo cual le dio pie para ofrecer varias pinceladas sobre su figura, algunas de ellas apoyadas por testimonios de la época. Este retrato del dictador fue el de una persona más inteligente de lo que parecía y muy oportunista. Dudó que fuera tan buen estratega militar como se ha dicho, pero fue un hábil manipulador de masas, capaz de nadar entre dos aguas durante la Segunda Guerra Mundial. También era implacable y cruel, pues llegó a ordenar el fusilamiento de un legionario cuando aún era militar en Marruecos, simplemente porque criticó la comida. “A Franco muchos lo querían, otros lo odiaban, pero todos lo temían”.
Otros episodios que el ponente evocó fueron la Matanza de Badajoz y ‘la Desbandá’, ambos hechos que le recuerdan a lo que está sucediendo en Gaza. En ambos casos, la población civil fue masacrada por las fuerzas franquistas, pues como explicó Martínez Soler, el objetivo de Franco durante la guerra no fue tanto una victoria rápida como exterminar a toda la disidencia. En ese relato de los horrores de la guerra también tuvo un papel importante el general Queipo de Llano, que fue enterrado con honores en Sevilla hasta que fue exhumado, igual que Franco lo fue del Valle de Cuelgamuros.
Martínez Soler también habló de su propio pasado como activista, recordando que en su juventud formó parte de un sindicato estudiantil clandestino cuya militancia él ocultaba yendo a comer a un sindicato falangista: “En esa época había que disimular mucho”. Recuerda que colaboró en la organización de un homenaje a Antonio Machado para el que Joan Miró donó una imagen y el escultor Pablo Serrano, un busto del posta. El acto fue azaroso y finalizó formando una muralla humana frente a una carga policial. A partir de la paliza recibida, confiesa que se radicalizó aún más políticamente, pues no le cupo en la cabeza que no se pudiera dedicar un homenaje a un poeta.
La conferencia abordó igualmente cómo las mujeres fueron subyugadas por un machismo sistémico apoyado por el poder a través de la Sección Femenina, así como la persecución al colectivo homosexual, con la figura de Lorca a la cabeza, cuyo asesinato supuso, a juicio del ponente, un punto de inflexión en la percepción que la comunidad internacional tenía de Franco.
También se abordó el papel del Ejército y de la Iglesia como los dos grandes pilares del Régimen. Y, ya en plena democracia, la famosa foto del golpe de estado de Tejero sirvió para recordar que le miedo que muchos como él tuvieron durante mucho tiempo al “ruido de sables” estaba plenamente fundado. La conferencia fue, en definitiva, un recordatorio de los horrores de un pasado que no debe ser olvidado antes las actuales tentaciones de revivirlo. De ahí la importancia que da Martínez Soler a difundir estos hechos entre la población más joven.


