Abismos refractivos de pasión en Cumbres Borrascosas: Brontë, Buñuel y el más allá del Humanismo
Resumen
Desde el Romanticismo hasta hoy en día se ha venido produciendo una contestación al silenciamiento sentiente de la nación que había caracterizado la época de la Ilustración. En 1858, la novela de Emily Brontë, Cumbres borrascosas, nos muestra un páramo de Yorkshire cuna de flora, agua siempre presente y viento fantasmagórico. Cien años después esta novela brillante y provechosa inspiró Abismos de Pasión, dirigida con habilidad por Luis Buñuel. Esta película encarna muy bien la descentralización de lo humano de Brontë, mostrando una amplitud conceptual similar, al representar los intercambios comunicativos entre lo humano y lo no-humano. Tanto Buñuel como Brontë contestan el proyecto humanista de silenciar lo no-humano simplemente al aceptar que lo más-que-humano pueda ser escuchado. Una película reciente sobre Cumbres borrascosas, dirigida por Andrea Arnold, continúa esta misma tradición. Ambos, lo animal y lo no-animal pueden ser escuchados, haciendo hincapié en las propiedades actantes de lo no-humano, tal como sucede en la novela de Brontë. Dichas comunicaciones son coadyuvantes, por lo menos razonablemente, de hacer que los lectores y los espectadores escuchen de formas novedosas y permeables.
