"Ardiendo, ardiendo, ardiendo, ardiendo": el fuego de La tierra baldía en Poema sin héroe de Anna Ajmátova
Resumen
En 1940, cuando las llamas de la Segunda Guerra Mundial ya estaban devastando Europa y se acercaban a la URSS, la poeta rusa Anna Ajmátova (1889-1966) comenzó a trabajar en el que iba a ser su último gran poema, Poema sin héroe (1940-1960). Gracias al poeta y escritor Boris Pasternak, Ajmátova pudo leer los poemas de T.S. Eliot. Aunque ellos nunca se conocieron ni se comunicaron directamente, Ajmátova lo consideraba su alma gemela. Tras haber vivido la Primera Guerra Mundial, la Revolución y Guerra Civil Rusa, las purgas comunistas, el estalinismo y previendo la invasión nazi, Ajmátova recurre a Eliot como su principal fuente de inspiración. El presente artículo tiene como objetivo explorar el fuego, uno de los temas principales de La tierra baldía, símbolo tanto del horror como de la esperanza de purificación en Poema sin héroe. El poema de Ajmátova tuvo su origen en la desesperación y el anhelo de salvación de La tierra baldía, y el fuego en su poema es tan despiadado como redentor, “como una llama pura en un plato de barro” (Poema sin héroe).