Invisibles: mujeres y conocimiento

ASTRÓNOMAS, MATEMÁTICAS, Y FILÓSOFAS NATURALES.

ELLAS TAMBIÉN PROTAGONIZAN LA REVOLUCIÓN CIENTÍFICA.

El proceso de nacimiento de la ciencia moderna suele situarse entre el momento de la publicación de la obra de Copérnico en 1543 y la obra de Newton. Durante todo este periodo las mujeres, al igual que todos los espectadores de la época, asisten al surgimiento de la nueva ciencia y la popularidad de la explicación mecanicista del mundo. Y ellas también son protagonistas. Destacan observadoras y calculadoras como Sophie Brahe, Marie Cunitz o Elisabeth Hevelius, la última gran observadora a simple vista; y Mme. Lepaute que contribuye al cálculo de la predicción de la llegada del cometa Halley, importante triunfo de la ciencia newtoniana, cuyo mérito fue atribuido solo a Clairaut. Matemáticas como María Gaetana Agnesi, elegida miembro de la Academia de Ciencias de Bolonia en 1748, año en que publica sus Instituciones Analíticas, y Sophie Germain quien bajo el seudónimo de Monsieur Leblanc contribuye al avance de las matemáticas.

Filósofas naturales como Lady Anne Conway ponen en entredicho el mecanicismo estricto cartesiano. Anne buscó un principio explicativo del Universo entendible más como un todo orgánico y vital que como un mecanismo de relojería compuesto de piezas inertes de materia. Este principio (unidad) puede considerarse el antecedente claro de las mónadas de Leibniz, quien cita la obra de la condesa The Principles of the most Ancient and Modern Philosophy (1690).

Una vez que la Academia de París acepta el sistema newtoniano, y embarcados ya en la polémica con Leibniz, Emilie du Châtelet será considerada “traidora a la causa”. Siendo la traductora al francés de los Principios Matemáticos de la Filosofía Natural de Newton, considerada una de las pocas personas capaz de manejarse en el entramado matemático del nuevo sistema del mundo, había escrito, sin embargo, Institutions de Physique (1741), desarrollando en esta obra una parte del sistema de Leibniz.

Fue además una hábil experimentadora: reproduce todos los experimentos newtonianos relacionados con la óptica, y con la dinámica de los cuerpos y los aspectos de la elasticidad y la gravedad. También experimenta sobre las propiedades del calor, los gases y la calcinación de los metales. Estas ideas están incluidas en una memoria presentada al concurso convocado en 1737 por la Academia de Ciencias de París sobre el tema del fuego. La Disertación sobre la naturaleza y propagación del fuego (1738) no logra el premio, que fue otorgado a Euler, pero sí es publicada por la calidad y originalidad del texto.

Ese texto se considera antecedente de algunas ideas desarrolladas más tarde por Antoine de Lavoisier en el Tratado elemental de Química (1789). Con él trabaja su esposa, Anne Paulze Lavoisier, traductora, ilustradora y preparadora de los experimentos y de la correspondencia científica. Sus grabados e ilustraciones de instrumentos y experimentos son muy relevantes.

Son muchas las mujeres de ciencias en estos siglos, mujeres acomodadas con acceso a bibliotecas que les permiten ser autodidactas ya que no podían ir a las universidades ni formar parte de las sociedades científicas. Sus textos y prácticas merecen un mayor reconocimiento porque contribuyeron a los conocimientos, e incluso salvaron muchas vidas.

Así, Lady Mary Montagu, erudita inglesa, conoció el proceso de vacunación en Turquía y redactó en sus cartas sus observaciones sobre la práctica del injerto del virus. Hizo inocular el virus de la viruela a su hija y a su vuelta a Inglaterra logró organizar experimentos que tuvieron éxito, extendiéndose rápidamente la práctica por todo el país, a pesar de la oposición de la Iglesia y la profesión médica. Su colección de cartas es de gran valor.

Fontenelle escribe Entretiens sur la pluralité des mondes (1686). Redactada en forma de diálogo, va mostrando con hábiles argumentos a una dama la verdad cartesiana. Años más tarde, F. Algarotti redacta con la ayuda de Madame du Chatêlet, Il newtonianismo per le dame (1736). El libro es intencionadamente polémico ya que tratará ahora de convertir a la dama al newtonianismo, demostrando la superioridad de este sistema del mundo. Este es un aspecto de difusión y popularización de la nueva ciencia que fue determinante para la aceptación del nuevo paradigma científico. Son destacables también las publicaciones de astronomía popular. Algunas, como la de Lalande, llevan el título de Astronomía para Damas.

Pero muchas mujeres son ridiculizadas por pretender ser científicas. Es el caso de Margaret Cavendish, que publica y defiende las hipótesis atomistas, pero era llamada “Madge la loca”. Otras son ridiculizadas en las comedias de Moliere como “Las mujeres sabias”.

La mujer de ciencia arquetípica en los siglos XVII y XVIII “pertenecía a la aristocracia, pasó por un riguroso proceso de autoformación, hizo sus contribuciones a la ciencia y fue olvidada”.
(Margaret Alic, El Legado de Hipatia, 1991)

Los Lady’s Diaries y Almanacs, publicaciones didácticas con problemas para resolver y noticias sobre las novedades de las ciencias, se convierten en importantes medios de difusión de la ciencia y la novedad fue la utilización de un nuevo público: las mujeres.