El departamento de Filología Española de la Universidad de La Laguna ha puesto en marcha hoy miércoles 15 de abril las I Jornadas Internacionales: Las Indias y los Discursos Virreinales, una iniciativa destinada a conocer y poner en común, desde un punto de vista interdisciplinar, la investigación filológica generada en torno a la época virreinal, con la preponderancia del imperio español en la conformación del Nuevo Mundo.
En la inauguración de esta actividad, desarrollada en el día de hoy en la Real Sociedad de Amigos del País de Tenerife (RSAPT), todas las personas que intervinieron destacaron la idoneidad de la celebración de estas jornadas en un espacio como Canarias, llamado a convertirse en protagonista tricontinental, al tiempo que suponen un merecido tributo a la ciudad de La Laguna, inspiradora en la posterior fundación de muchas ciudades americanas.
Las jornadas, organizadas por los profesores Carlos Brito y Antonio Cano, son consideradas por sus ideólogos como un foro de debate acerca del devenir de las relaciones entre Canarias y América, en cualquiera de sus vertientes. Para ello, destacaron, resulta de vital importancia el acceso a los archivos y fuentes bibliográficas, por lo que agradecieron el apoyo explícito del Centro de Documentación de Canarias y América (Cedocam) del Cabildo de Tenerife y la especial implicación de la Sección de Filología, de los profesores de Literatura Hispanoamericana y de la propia Facultad de Humanidades en el desarrollo de este congreso.
De hecho, el decano del centro anfitrión, Javier Medina, destacó como “magnífica idea” retomar la línea de investigación sobre literatura, lengua, cine y otras disciplinas en torno al periodo colonial, dado que Canarias fue uno de los últimos puertos de los españoles conquistadores antes de partir hacia América.
Autos de fe en las colonias
La conferencia inaugural estuvo a cargo de Esperanza López Parada, profesora titular del Departamento de Filología Española IV de la Universidad Complutense de Madrid, experta en literatura colonial y en poesía contemporánea, además de asidua colaboradora de las revistas y semanarios especializados en cultura de ámbito nacional.
López Parada dedicó su intervención a explicar el significado de los autos de fe, concebidos como momentos cumbre de los estados virreinales en la vida colonial. Se trataba de una ocasión única en que todas las castas se reunían, en torno a la plaza pública, para dirimir acerca de los desvíos religiosos y creencias extrañas de los inculpados. En concreto, el de 1639 en Lima, relatado por Montesinos, fue uno de los más crueles, en el que fueron acusadas familias enteras, como ejemplo de poderío de la Inquisición.
La ponente centró su intervención en la versión que nos llega de esos hechos a través de los cronistas oficiales, los transcriptores de lo que allí sucedía. Se trata, en su opinión, de “discursos forzosos” que siempre conducen a la “monológica ideología” de su transcriptor, cuando resulta que a veces es más interesante los fallos elocutivos o los silencios que la propia acta refrendada. “Hay que entresacar ese saber escondido detrás de la versión oficial”, explicó en la sala principal de la RSAPT, atestada de atentos alumnos de Filología Española.
La Inquisición llegó a América en 1570, y se convierte en una plataforma muy poderosa, en un foco de documentos y archivos y en consigna de un sinfín de testimonios que hoy pueden ser estudiados. Antes de recalar en el Nuevo Mundo, ya había mandado a la hoguera en la Península a unas 700 personas. En América la situación es diferente, porque los informes que llegaban de la otra parte del Atlántico lo hacían tarde y mal y no se trabajó por tanto con tanta minuciosidad, relató la conferenciante. Con todo, se convirtió en una institución relevante, aunque su primera intención no era quemar herejes sino controlar las desviaciones en el proceso de evangelización. Además, no tenía jurisdicción sobre el mundo indígena, que era juzgado por su propio tribunal.
La experta en literatura colonial volvió al auto de fe de 1639 de Perú para consignar que se focalizó en la población de judíos portugueses dedicada a los negocios de ultramar. señaló que todo americano era concebido como potencial espía religioso, de manera que se avisara a la autoridad sobre cualquier denuncia o incidencia preocupante, lo que hacía que la región se mantuviera en constante alerta.
Uno de los ejemplos más dramáticosde esta situación se produce cuando uno de los inculpados se suicida en la propia cárcel antes de la celebración del auto de fe. Fue puesto como estatua ante la justicia y posteriormente quemado, pues, aunque muerto, no estaba libre de sus pecados.
La Inquisición contaba con una bien orquestada burocracia, motor de toda la sociedad hispánica, explicó la investigadora y, de hecho, el Santo Oficio tenía bien a gala que nada se le escapaba y que todo quedaba convenientemente registrado. “La gestión burocrática aseguraba la infalibilidad de los procesos; son formas absolutistas de la verdad que convierten los actos inquisitoriales en ejemplo de un macro organismo ultrapoderoso”.
López Parrada relató para concluir que desde el primer momento se mantenía un secreto total acerca de la puesta en escena de los autos de fe, porque esa ignorancia aumentaba el temor de los procesados, que tampoco sabían de qué se les acusaba ni por qué. El clímax se producía en la declaración del inculpado, quien explicaba detalladamente sus desviaciones religiosas y rituales ante numeroso público, bien reafirmándose en ellos, bien rechazándolos de plano. “Los autos de fe condenaban, pero eran a su vez una ingente fuente de recopilación de los testimonios de aquella época”.
El congreso continúa esta tarde en la misma sala, mientras que mañana se trasladará a la Sección de Filología de la Universidad de La Laguna. El programa completo puede conocerse en este enlace http://eventos.ull.es/event_detail/1944/programme/i-jornadas-internacionales_las-indias-y-los-discursos-virreinales.html
