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Profesores de la ULL tutorizaron a más de 75 personas durante la excursión del Geolodía

miércoles 18 de mayo de 2016 - 14:26 GMT+0000

El pasado domingo 15 de Mayo se celebró la visita a el Médano que formaba parte del Geolodía Tenerife 2016. Asistió un total de 75 personas, guiados por los profesores del Departamento de Biología Animal, Edafología y Geología de la Universidad de La Laguna Julio de la Nuez Pestana y Ramón Casillas Ruiz, que también son miembros de la Cátedra Cultural “Telesforo Bravo” de la ULL. Contaron con la ayuda de María Esther Martín González, conservadora del Museo de La Naturaleza y el Hombre de Santa Cruz de Tenerife y miembro de la Asociación de Amigos del citado Museo, la actividad se desarrolló en el entorno del Médano.

La visita estaba programa el día 8 de mayo, pero tuvo que ser suspendida a causa de una alerta meteorológica por fenómenos adversos Se realizó un recorrido para observar las rocas y sedimentos que aparecen, siguiendo la costa, desde El Médano a la Montaña Roja. En algunas de las formaciones arenosas (antiguos campos de dunas eólicas costeras) que se atravesaron pudieron observarse curiosas formas (túbulos y fracturas con los bordes, diferencialmente cementados). Estas formas, producidas por la erosión eólica y por las aguas de escorrentía, se originan por la erosión diferencial que sufren las arenas debido al diferente grado de cementación de los intersticios entre los granos de arena desde unas zonas a otras.

En las zonas donde las arenas están poco o nada cementadas la erosión acaba llevándose los granos de arena, mientras que en aquellos lugares con alta cementación las arenas permanecen sin erosionarse dando lugar, con el tiempo, a estas curiosas formas. Aunque este proceso es admitido por todos los investigadores que han estudiado estas estructuras, el fenómeno que dio lugar a la diferente cementación de las arenas de unos lugares a otros está sujeto a controversia.

Para poder dilucidar su origen, todos los participantes realizaron una concienzuda observación de las características de estas estructuras y, a modo de detectives del pasado, trataron  de establecer el “escenario del crimen” más probable.

Tras realizar el recorrido y las observaciones pertinentes, los participantes descartaron el origen de estas estructuras como el  producto del paso de aguas calientes y gases producidos por la presencia de coladas piroclásticas procedentes de erupciones del edificio Cañadas, ya que no aparecen huellas o marcas de desgasificación en las coladas piroclásticas (por ejemplo “pipas” de desgasificación) que se encuentran por encima y por debajo de las arenas que contienen dichas estructuras. Además, los participantes pudieron comprobar la existencia de paelosuelos en la parte inferior y superior de los depósitos arenosos que indica un importante “lapsus” de tiempo entre la deposición de las coladas piroclásticas y las arenas. Por otro lado, en el paleosuelo que aparece encima del depósito arenoso no se reconoce ningún  efecto del posible recalentamiento producido por la colada piroclástica suprayacente.

Otra de las hipótesis planteada para explicar el origen de los túbulos y las fracturas con bordes diferencialmente cementadas, que fue contrastada por los participantes del Geolodía Tenerife 2016,  se relaciona con fenómenos de licuefacción y fracturación hidraúlica y fracturación producida por deslizamientos gravitacionales, fenómenos, todos ellos,  asociados al paso de ondas sísmicas (sismitas).

Los defensores de esta teoría relacionaron las estructuras tubulares (serían las “chimeneas” relictas de antiguos volcanes de arena) y las fracturas con los bordes cementados (las identifican como “diques clásticos o diques de arena”) con fenómenos de licuefacción y fracturación hidraúlica asociados al paso de las ondas sísmicas provocadas con por un terremoto de una magnitud entre 6.4 y 7.2, posiblemente ocurrido en la falla de dirección NE-SO que se localiza entre Gran Canaria y Tenerife. La licuefacción de las arenas (paso de un estado sólido a un estado líquido, convirtiéndolas en “arenas movedizas”), saturadas en agua, se produciría por el escape brusco del agua intersticial contenida en las arenas, al ser agitada violentamente y presurizada por las ondas del terremoto.

La presión ejercida por las arenas licuefactadas sobre las arenas más cementadas superiores produciría la fracturación hidráulica de éstas, la inyección de las arenas en las fracturas (originándose los “diques clásticos”) y la formación de volcanes de arena en la superficie, cuyos restos, hoy muy erosionados, serían las estructuras tubulares.

En este caso, los asistentes, tras las observaciones oportunas, tomaron en cuenta una serie de consideraciones que no son coherentes con estas hipótesis. Por un lado,  la licuefacción de las arenas, y su consiguiente removilización, habría producido la total destrucción de la laminación original de las arenas, cosa que no se observa.

Además, los “diques clásticos” mencionados en estas explicaciones, no son tal, pues no están rellenos con sedimentos, con anterioridad a su exhumación, sino se trata de fracturas abiertas con bordes diferencialmente cementados que, por la erosión, quedan relieve y que, en ocasiones, están rellenos con los sedimentos arenosos eólicos actuales. Por último, no es posible establecer 2 capas en el sedimento arenoso (una capa inferior de arenas muy porosas que pudieran haber estado saturadas en agua y una capa superior de arenas muy cementadas), como establecen estas hipótesis. Las estructuras tubulares se sitúan verticalmente a lo largo de todo el depósito arenoso. Para que este tipo de sismitas pueda originarse por el mecanismo que indican estas hipótesis, es preciso tener un sedimento arenoso enterrado a poca profundidad,  bien clasificado y saturado en agua sobre el que aparece un nivel impermeable.

Algunos autores explican las fracturas con los bordes cementados (con orientación NO-SE,  fracturas erráticas, curvadas y ramificadas que, según estos autores, sólo afectan a las arenas) como consecuencia de la fracturación de las arenas saturadas en agua de la antigua playa. La fracturación se produciría como consecuencia de fenómenos de deslizamiento gravitacional de las arenas provocado por el paso de las ondas sísmicas originadas por un terremoto, también, en este caso relacionado con la falla de dirección NE-SO que se localiza entre Gran Canaria y Tenerife, pero, en este caso, de magnitud menor .

Posteriormente, las plantas aprovecharían estas fracturas para instalarse y, al crecer se agrandarían las fracturas por acción de las raíces. En este sentido, los participantes al Geolodía Tenerife 2016 pudieron comprobar que, por las características observadas en las arenas en las que se encuentran estas estructuras, las arenas no representan depósitos de playa, sino depósitos eólicos (paleodunas). Por otro lado, las fracturas de orientación NO-SE son también visibles en otros materiales rocosos cercanos, como es el caso de las coladas piroclásticas, y, además, en los depósitos arenosos, tanto las fracturas orientadas en la dirección NE-SO como las orientadas en dirección NE-SO presentan características semejantes.

Finalmente, los participantes en la salida de campo, concluyeron que la hipótesis que relaciona las estructuras tubulares con fenómenos de disolución y cementación diferencial en las arenas producidas por la actividad biológica asociada a las raíces de plantas y a otros organismos (bacterias y hongos) asociados a las mismas (rizolitos o rizoconcrecciones); y las fracturas con bordes diferencialmente cementados con la circulación de aguas ricas en carbonato cálcico a través de fracturas de origen tectónico que produciría la cementación de las paredes de las fracturas y de los poros intersticiales de las arenas vecinas; parecen las más pausibles de las enunciadas para explicar estas curiosas estructuras.


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