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Valladares explica que el cambio climático y la globalización harán que unas enfermedades surjan y otras desaparezcan en Canarias

jueves 25 de julio de 2019 - 07:54 GMT+0000

El investigador Basilio Valladares, fundador del Instituto de Enfermedades Tropicales y Salud Pública de Canarias, adscrito a la Universidad de La Laguna, ha sido el encargado de abrir ayer, miércoles 24 de julio, el curso de la Universidad de Verano de Adeje “Patógenos animales transmisibles a humanos en el contexto actual”. En su ponencia explicó cómo el cambio climático y la globalización están afectando al desarrollo de las enfermedades, pues el aumento de la movilidad de mercancías y personas y el cambio de factores meteorológicos como la humedad y las temperaturas hará que, por ejemplo en Canarias, surjan algunas enfermedades que no se daban en el territorio y otras desaparezcan.

Comenzó su intervención criticando la actitud del actual ejecutivo estadounidense en relación al cambio climático: “todo el mundo menos Donald Trump ve que existe”, y lamentó que una de las medidas más polémicas que ha adoptado ha sido la supresión de un proyecto de investigación de la NASA sobre esa amenaza. Gracias a dicha investigación, que analizaba datos climáticos de todos los países del mundo desde 1900 hasta 2016, se ha podido comprobar fehacientemente que, desde 1975, se ha producido una evidente subida de las temperaturas.

Valladares explicó que la globalización ha acelerado los procesos de irrupción de enfermedades en lugares donde antes no se daban, si bien el fenómeno no es nuevo. Así, por ejemplo, recordó que uno de los factores que beneficiaron a los castellanos en La Victoria de Acentejo durante la conquista de Tenerife fue que ellos trajeron alguna enfermedad a la que estaban inmunizados pero diezmó a la población aborigen.

Citó más ejemplo de epidemias importadas en Canarias: de peste en 1585, de malaria en 1890 y de cólera en 1905, y señaló que en las últimas décadas estos procesos se han multiplicado. En ese sentido, recordó la definición que le oyó a un eminente catedrático en los años 90: “la globalización no va a ser que todos vamos a tener el mismo dinero, sino que todos vamos a tener las mismas enfermedades”. En su momento no lo tomaron muy en serio, y resulta que tenía razón, reflexionó Valladares.

De hecho, esta premisa está asumida y, por ello, la Organización Mundial de la Salud lanzó la campaña “Un mundo, una salud”, que explicita, precisamente, cómo las enfermedades van a distribuirse más globalmente. “Supone un cambio en el concepto de salud, ahora se asume que podemos enfermar por las enfermedades animales, por las consecuencias del medio ambiente, de la globalización y del cambio climático”.

Valladares expuso varias investigaciones en las que ha trabajado que sirven para ver los efectos del clima en las enfermedades. Recordó una a los inicios de su carrera en la que se observó cómo unos parásitos intestinales aparecieron en las islas occidentales y no en las orientales. Se descubrió que era porque su ciclo de desarrollo necesitaba de cierta cantidad de humedad, lo cual explicaba su nula presencia en Lanzarote y Fuerteventura.

En general, en los últimos años se está observando la llegada de patógenos que no estaban en Canarias como consecuencia de la globalización. El cryptosporidium, por ejemplo, era un parásito que inicialmente no afectaba a las personas, pero empezó a hacerlo cuando apareció el HIV, que reduce las defensas, y aparecieron estos y otros “patógenos oportunistas”. Recordó el caso de un niño en Las Canteras que padeció diarreas durante dos años hasta que se descubrió que las causaba este parásito que vino de un animal silvestre de EEE.UU. Así que, o bien alguien introdujo ilegalmente ese animal en Tenerife y lo soltó, o bien algún ciudadano americano defecó en la zona.

También se refirió la problema que suponen los vectores, esto es, lo insectos que pueden trasmitir los patógenos, como los mosquitos, garrapatas, moscas, pulgas y otros. En este caso, la intervención para su control y erradicación es clave, y citó como caso de éxito una intervención desarrollada en Fuerteventura para eliminar un brote de mosquito aedes aegypty en 2013, que supuso el traslado de toda una urbanización a hoteles para poder fumigar la zona durante 48 horas. Tras la intervención y 18 meses de espera sin nuevos casos, se pudo declarar contenido.

La malaria, la leishmania, la filaria y la fiebre amarilla son solo algunas de las posibles enfermedades que trasmiten ls insectos, de ahí la necesidad de crear protocolos de control para erradicar sus vectores o, al menos, reducirlos lo suficiente como para que no sean una amenaza para la salud pública. Muchas veces, a los factores climáticos como la temperatura se suma la propia negligencia humana, que permite la acumulación de aguas o desechos que propician la aparición de insectos.

Otro caso reciente es el de la Naeglaria fowleri, conocida como “ameba comecerebros”, en cuya erradicación tanto en EE.UU. como en el caso que se dio hace un año Toledo ha participado el instituto de la Universidad de La Laguna. Valladares explicó cómo el brote americano se produjo tras el paso del huracán Irma. Nuevamente, el clima actuó como factor acelerador.


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