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El diseño cambia nuestras vidas

jueves 25 de abril de 2024 - 12:46 GMT+0000

La joven Carolyn Davidson se dirige con paso nervioso a una importante reunión. No era un gran trabajo, pero siempre ponía todo su empeño en cada encargo, no había pedido pequeño. En esta ocasión la llamada venía de una novata empresa deportiva con un nombre muy pretencioso, pues aludía a la divinidad de la victoria en la mitología griega. Le habían pedido que se inspirara en la diosa helena para pensar en una imagen que representara el espíritu optimista de la empresa. Llegó a la reunión con sus cartulinas A3 y un logo que, según contó, se había inspirado en las míticas alas de la diosa de la victoria. La defendió diciendo que era un logo que representaba todos los valores que querían plasmar en su marca deportiva. Era dinámico, flexible… en definitiva, lo que estaban buscando. Cuando acabó su defensa se hizo el silencio en la sala, alguna tos nerviosa, caras de dudas, ninguna pregunta. A pesar de la fría acogida, los directivos de la empresa al final aceptaron la propuesta y Davidson se fue a su casa con los 35 dólares que había presupuestado por el diseño. Había creado el mítico logo de Nike. 

La historia del diseño está plagada de creaciones famosas, que todos reconocemos. Pero más numerosos, casi incontables, son los diseños anónimos que nos rodean y con los que interactuamos cada día. El diseño, como proceso visual, está presente en nuestras vidas desde que ponemos un pie en el suelo por la mañana. Esa manera que tienen los diseñadores de escribir con imágenes, configuran nuestra relación con nuestro entorno, ayudándonos a identificar la infinidad de objetos que nos rodean. Pero esto no es nuevo. Desde las pinturas rupestres, hasta la era cibernética, pasando por los jeroglíficos o la imprenta, la historia del ser humano está inherentemente unida al diseño, ya sea industrial, gráfico, arquitectónico o ambiental. Por eso, su estudio y análisis es fundamental. Tanto es así que cada 27 de abril se celebra el Día Internacional del Diseño. Se eligió este día en 1991 para conmemorar la fundación del Consejo Internacional de Diseño

Hace más de una década, la Universidad de La Laguna comenzó a impartir un Grado de Diseño. En él se forma a los futuros profesionales del diseño y se les dota de las herramientas necesarias para desenvolverse en un sector tan competitivo como demandado. Al calor de esta enseñanza, se han desarrollado varias investigaciones que pretenden aportar más conocimiento en esta área de las Bellas Artes. Nos hemos reunido con tres de ellos, miembros del Grupo de Investigación e Innovación en Diseño, para conocer sus trabajos y su opinión sobre la importancia del diseño hoy en día. 

¿Para qué diseñar?

La primera aplicación del diseño que nos viene a la mente es la de mejorar nuestras vidas, así lo reconoce Noa Real García, profesora ayudante doctora del área de Dibujo. “Un ejemplo lo podemos encontrar en algo tan cotidiano como los formularios que tenemos que rellenar en una comisaría de Policía. Antes era un quebradero de cabeza entenderlo, el diseño lo ha simplificado todo de manera que los usuarios ya no tienen dudas sobre qué datos van en cada casilla”. 

Bernardo Candela Sanjuan

Pero el diseño va más allá que su versión gráfica. “Gracias al diseño estamos sentados cómodamente, porque sobre todo el diseño resuelve problemas, y lo hace para que, en principio, sea mejor para la sociedad”. Esto se puede comprobar en todos los ámbitos de nuestra vida. La investigadora nos advierte que los resultados de un buen trabajo de diseño no solo se ven en las grandes empresas, también en las pequeñas. “Me acuerdo de un trabajo para una clínica dental. Nadie reparaba en ella, pasaban cientos de personas por la calle pero nadie sabía que existía. Después de un trabajo con su identidad visual todo cambió, la empresa dejó de pasar desapercibida”. 

Aunque el diseño también nos puede complicar la vida. Carlos Jiménez Martínez, profesor contratado doctor del departamento de Bellas Artes hace un matiz que muestra la cara menos amable del diseño. ¿Podemos diseñar para fastidiar a la gente? Pues la sorprendente respuesta es que sí, y además se hace habitualmente, “como cuando se diseñan bancos urbanos para que los indigentes no se puedan acostar, creando balas de plástico reciclado o simplemente cuando el diseño se enfoca de manera banal y superficial, cuando se confunde diseño con estilismo o postureo, esto puede originar más problemas que soluciones”. 

Diseño y medioambiente 

Aunque parezca que es un ámbito donde el diseño poco puede aportar, el medioambiente es un sector clave. El diseño ayuda a conservar los bosques, a emitir menos CO2 o a proteger las especies marinas. Bernardo Candela Sanjuan, profesor contratado doctor del Departamento de Bellas Artes, destaca que el diseño lleva años ayudando al medioambiente a través de muchas estrategias. Desde los productos que se ponen en el mercado hasta su manera de consumirlos. “El 80% del impacto de los productos está en la fase de conceptualización, que es el momento donde se toman las decisiones en cuanto a materiales, formas, ciclo de vida de un producto, etc.” Sabiendo esto los diseñadores crean estrategias desde el diseño para minimizar el gasto energético o la utilización de materiales reciclados e incluso ir más allá. “Pensar en cómo se va a desechar un producto o cómo será su fin de vida, si se podrán separar sus componentes, si sus subcomponentes se podrán reciclar, si pueden ser compostables, etc. Todas estas estrategias se deciden en el proceso de diseño de un producto y que pueden facilitar la reducción del impacto medioambiental de un producto en el mercado”. Pero no solo se trabaja con elementos tangibles, también se aplica a servicios. 

El diseño se puede utilizar para la reducción del consumo de insumos cuando se pone un nuevo servicio en marcha. Con el foco puesto en las políticas públicas, los diseñadores intervienen ya en los procesos de planificación de muchos servicios públicos para que estos sean más eficientes y generen menos impactos en el medioambiente. Aunque gestos como cambiar las anillas de las latas por envases de cartón, o el nuevo sistema que retiene los tapones en las botellas plásticas sean muy populares, el diseño está presente en procesos menos visibles como la organización, procesos de transparencia o de qué manera mostrar los datos a los vecinos de un municipio. 

El diseño en el proceso

Muchos diseñadores y diseñadoras se quejan de algo que es un clamor en el sector: “Nos dicen que diseñemos cuando el producto está prácticamente terminado”. Como hemos visto, la mano del diseñador o diseñadora es fundamental para el buen funcionamiento de un producto o servicio. Sus aportaciones se demuestran eficaces cuando participan desde el minuto cero. Cuando aterrizan al final, cuando todo está decidido, su margen de maniobra es muy pequeño y eso se nota. “Tradicionalmente el diseño se ha incluido en las últimas fases del proceso del proyecto” se queja Sanjuan. “Ahí es cuando menos impacto tiene un diseñador, porque ya está todo el pescado vendido”. 

Noa Real García

En esos momentos del proceso la función del diseñador es meramente cosmética o estética. “El diseño tiene que partir desde la propia conceptualización de la idea”. En este sentido, diversas asociaciones del sector han puesto en marcha herramientas para medir el impacto del diseño en el sector empresarial o para analizar cómo utilizan las empresas el diseño. Está la denominada “escalera del diseño” que parte de la no utilización del diseño, en la zona más baja hasta su utilización como filosofía en la empresa en la cúspide. A estas últimas, la cuenta de resultados les va mejor. El problema, como reconocen los investigadores, al diseño le cuesta hacerse valer porque trabaja con intangibles, estos hay que pasarlos a valores medibles para calcular su impacto. Muchos grupos ya trabajan en esta conversión. Así se ha demostrado que aquellas entidades que incluyen el diseño en el proceso de creación de un servicio o producto tienen mejores resultados, no solo económicos, también medioambientales o sociales.  

 “Es muy sabido que las empresas que invierten en diseño desde el principio mejoran sus beneficios”. Y esto está muy ligado a la innovación, un elemento íntimamente ligado al diseño. Prueba de ello es la existencia de los premios nacionales de Diseño e Innovación entregados recientemente en Gran Canaria.  Una innovación que permea el sector privado para llegar a lo público. La administración también necesita el diseño para la creación de campañas publicitarias o para establecer cómo mostrar la información al ciudadano en un edificio público. “Y ahí, también en lo público, el diseñador debe intervenir desde el principio, desde la propia conceptualización”.

El diseño y la Inteligencia Artificial

La disruptora inteligencia artificial (IA) ha llegado a este mundo para quedarse. Pocos procesos del ser humano están ajenos a esta tecnología. Desde los más honorables como los ligados con el estudio de enfermedades hasta los más detestables como su utilización en la guerra. El diseño no es ajeno a esto. “Puede ser una herramienta que nos ayude” destaca Noa Real, aunque con muchos matices. Todas las grandes innovaciones tecnológicas han llegado con miedos y reticencias, la IA no es diferente. “Cuando llegó la informática también hubieron diseñadores que no se sumaron al carro, pero lo puedes utilizar para vectorizar tus dibujos mientras otros se han quedado pintando a mano”. 

En estos momentos, destaca la investigadora, la IA se puede utilizar como una herramienta que te facilita el trabajo pero no para sustituir el papel del diseñador. “¿De dónde saca la información la IA para generar esos diseños que genera”. Este es un tema que en estos momentos se está analizando, pues la tecnología ha demostrado ir más deprisa que la capacidad que tenemos de asimilarla. Jiménez Martínez define la inteligencia artificial como “sistemas que hacen carne picada, albondigas de lo que va encontrando por ahí, fagocita todas las creaciones y se apropia de ellas a no ser que tú también puedas hackear el algoritmo”. 

¿Puede la IA sustituir al diseñador? En este sentido, los investigadores lo tienen claro. “Si alguien se mete a estudiar diseño en un grado universitario en artes y humanidades solo para ser cinturón negro en ordenadores tendrá un recorrido muy corto e inestable, porque muchas veces se ha confundido el diseño con un alto conocimiento de las herramientas y no es así”. Sin duda, como reconocen, el conocimiento de las herramientas presentes o futuras es importante, pero no es lo más importante. 

Carlos Jiménez

Los investigadores reconocen que no es el propósito de estos estudios enseñar lo último en IA, pero sí la manera de utilizarla como una herramienta más, como lo fueron en su día la fotografía o el software. “De nada sirve controlar mucho una herramienta si no sabes integrarla». Reconocen que cambiará la manera de trabajar de los diseñadores y diseñadoras en el futuro. En este sentido Sanjuan cree que ayudará a los mejores. “La IA potenciará a los mejores profesionales y cribará a los peores, aquellos que tengan unos conocimientos de diseño más limitados” Recomienda tenerla como aliada y cuestionarla en cuanto a la propiedad intelectual, donde en estos momentos hay un amplio debate “porque coge sin permiso”.    

Líneas de investigación

El mundo del diseño no solo es, como hemos visto, un proceso creativo que nos cambia la vida, también puede ser un vasto campo de estudio e investigación. Esto bien lo saben nuestros protagonistas donde, a través de un campo común, cada uno, juntos con otros muchos compañeros, van aplicando diferentes métodos y herramientas para escudriñar las múltiples caras que tiene esta disciplina. 

Se puede trabajar desde el punto de vista cuantitativo o cualitativo. En el primero se puede medir, por ejemplo, los ecodiseños, partiendo de un producto que tiene un impacto ambiental donde se puede medir con datos como reducir los kilos vertidos o kilómetros recorridos de las materias primas, Por otro lado, también se puede realizar el estudio más empírico sobre las sensaciones, experiencias o percepciones que han tenido los usuarios de una campaña. Carlos Jiménez trabaja en compostaje desde el diseño, interviniendo en lo visual, productos y servicios para revertir “la inexistencia en Canarias de sistemas que cumplan la ley de residuos para separar en origen la materia orgánica, una fracción que no es residuos”. Uno de sus principales esfuerzos están centrados en ganar visibilidad y en establecer sistemas que no sean centralizados sino comunitarios, para que se convierta en abono en cada lugar. También trabaja en la visualización de fenómenos complejos a través del diseño. 

Por su parte, Noa Real y Bernardo Candela trabajan en la vinculación que tiene el diseño con las políticas públicas. “De qué manera desde el diseño podemos facilitar el ciclo de la creación de las políticas públicas mediante la elaboración de herramientas, procesos de participación o visualización del impacto”. En estos momentos están inmersos en la economía circular, cuantificando de qué manera está integrado el diseño en este ámbito. También en la comunicación visual, facilitación gráfica o la historia del diseño en Canarias, “qué aún está por redactar”. El turismo, cómo ámbito transversal en la sociedad, también es materia de estudio para estos investigadores. “Trabajamos en marcas gráficas de destinos turísticos, investigando qué impacto tienen, cómo se desarrollan, cuáles son sus procesos de diseño, creando herramientas de análisis para conocer, por ejemplo, si están bien conformadas o tienen el impacto deseado”. 

NOTA: Este reportaje es una iniciativa enmarcada en el Calendario de Conmemoraciones InvestigaULL, proyecto de divulgación científica promovido por la Universidad de La Laguna.

Unidad de Cultura Científica y de la Innovación Cienci@ULL


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