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Un estudio coordinado por la ULL cuestiona la base científica del trauma craneal abusivo

lunes 22 de diciembre de 2025 - 09:20 GMT+0000

Gráfico de los métodos de clasificación, incluidas combinaciones de métodos, utilizados en los 149 estudios de investigación primaria citados en el informe técnico de la AAP.

Un equipo internacional de investigadores coordinado desde la Universidad de La Laguna ha publicado en la revista Forensic Science International: Synergy un estudio que analiza y cuestiona la validez científica de los fundamentos diagnósticos del Trauma Craneal Abusivo (TCA), el marco médico ampliamente utilizado para diagnosticar el llamado “Síndrome del Bebé Sacudido” (SBS). El artículo evalúa críticamente la investigación citada en el Informe Técnico de 2025 de la Academia Americana de Pediatría (AAP), la guía global más influyente para el diagnóstico de TCA/SBS.

Los autores concluyen que la base de evidencia utilizada para respaldar las prácticas diagnósticas actuales para este síndrome es mucho más débil de lo que se cree comúnmente y que los estudios citados adolecen de graves fallos metodológicos, como el razonamiento circular y el sesgo de incorporación. “Lo que se presenta como evidencia científica para diagnosticar el Síndrome del Bebé Sacudido es un reciclaje de las mismas suposiciones no probadas”, afirma el autor principal, Chris Brook, profesor titular en la Universidad de La Laguna.

El especialista pone como ejemplo el reciente caso de la influencer Anabel Pantoja y su pareja, David Rodríguez, acusados de haber sacudido a su hija en Gran Canaria cuando la menor fue hospitalizada. Aunque ese caso finalmente se cerró, varios casos de Síndrome del Bebé Sacudido en años recientes en España han resultado en penas de prisión para los padres. “Casos como ese muestran con qué rapidez puede surgir una sospecha, basándose puramente en la interpretación médica”, comenta Brook. “Nuestros hallazgos indican que esas interpretaciones carecen de un respaldo científico fiable.”

El estudio identifica múltiples problemas en la investigación que se utiliza habitualmente para apoyar el diagnóstico clínico del SBS. Así, el 71% de los estudios citados por la AAP clasifica los casos de TCA/SBS basándose en la opinión de expertos o equipos multidisciplinares, no en criterios científicos validados. Según los firmantes de este trabajo, ningún estudio evita adecuadamente el razonamiento circular: los mismos hallazgos clínicos utilizados para diagnosticar el SBS se emplean para ‘validar’ esos diagnósticos.

Por ello, los estudios basados en “confesiones” involucran relatos realizados después de acusaciones médicas, introduciendo un fuerte sesgo de selección. Y en lo referente a eventos de sacudidas documentados por testigos oculares independientes o por vídeo, estos son raros, pero cuando están documentados, no producen las lesiones atribuidas al SBS.

Los autores de este trabajo advierten de que las suposiciones diagnósticas no validadas ponen en riesgo a familias y niños, incluyendo la retirada de bebés de familias no abusivas,   acusaciones o condenas penales injustas, el diagnóstico erróneo de condiciones médicas como “sacudidas” o el trauma psicológico a largo plazo para padres e hijos. “Una sospecha de Síndrome del Bebé Sacudido es una de las acusaciones más graves que puede enfrentar una familia”, enfatiza Brook. “Debe basarse en evidencia robusta y, actualmente, no es así.”

Por todo ello, el equipo de investigación aboga por una revisión científica independiente de los fundamentos del diagnóstico de SBS/TCA, con criterios diagnósticos transparentes respaldados por evidencia validada de tal modo que las incertidumbres diagnósticas se expliquen claramente y que la formación judicial y clínica esté al tanto de los límites de la investigación actual sobre este síndrome.

Firman este trabajo investigadores de las universidades de Griffith (Australia), University College London (Reino Unido); Umeå (Suecia); Otago, (Nueva Zelanda) y Western University (EE. UU), además de La Laguna. Este equipo internacional incluye a un neurocientífico, un neuropatólogo, un patólogo y un pediatra, mientras que el papel de Brook como autor principal ha sido aportar el rigor sistemático necesario para una evaluación metodológica robusta.


Archivado en: Destacado, Investigación, Portada ULL

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