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Rodríguez Jiménez: “Las personas ciegas de nacimiento pueden tener mayor información del mundo que las sordas profundas”

jueves 26 de julio de 2018 - 09:34 GMT+0000

Mª del Carmen Rodríguez Jiménez, del Departamento de Didáctica e Investigación Educativa de la Universidad de La Laguna, ha dirigido un curso en la Universidad de Verano de Adeje cuyo objetivo ha sido proveer al alumnado de las herramientas básicas para poder mantener una conversación básica en lenguaje de signos con personas sordas y sordociegas. La ponente ha explicado que sería necesario un mayor conocimiento de este lenguaje, ya que este colectivo está especialmente aislado socialmente: “Las personas ciegas de nacimiento pueden tener más información del mundo que les rodea que las sordas profundas”.

La docente detalla su argumento señalando que la persona sorda de nacimiento tiene más carencias de información que la ciega porque una gran mayoría de los datos llegan mediante la audición: “Si vas a una clase o a un acto, todo es auditivo. Así que, aunque seas ciego, la información básica te llega correcta, pero si eres sordo profundo, la información llega a través de un intérprete que, si es bueno, te facilitará todo fielmente, pero si no lo es, te estará faltando información”.

Por eso, las personas sordas son un colectivo especialmente aislado socialmente, pues en su vida cotidiana no pueden mantener la clase de relación interpersonal que las personas con audición sí disfrutan. “Por eso, cuando los fines de semana vamos a una asociación de sordos y termina el acto programado, estas personas se quedan por fuera hablando durante horas. Lo que hacemos nosotros a diario de hablar con los familiares y compañeros de trabajo, ellos lo hacen en ese momento”.

Talleres básicos de lenguaje de signos

El curso de la Universidad de Verano de Adeje ha sido impartido por la propia Rodríguez Jiménez junto con Beatriz Miranda Olivera, logopeda y directora del Centro SORHA de Comunicación y Lenguaje. Ambas califican de positiva la experiencia porque, además, ha sido complementada por dos talleres básicos de lenguaje de signos en horario de tarde, de tal modo que se ha ofrecido formación a unas 60 personas. “Hemos logrado el objetivo principal, que era que, por lo menos, pudieran mantener una conversación básica”. Son muchas horas signando, y es cansado, pero a pesar de ello, el alumnado ha sido muy participativo”.

Una de las peculiaridades del curso, que se ha desarrollado entre el 23 y el 25 de julio, es que también se han dado nociones de la adaptación del lenguaje de signos para personas que también son ciegas. “Es la misma lengua, pero mientras que para personas sordas se signa en el aire, para las sordociegas se realizan los gestos sobre la palma de la mano del receptor”. El alumnado del curso no tenía experiencia previa con este lenguaje, lo que finalmente ha sido, según su directora, una ventaja porque se partía del mismo nivel y se pudo avanzar de manera coordinada hasta lograr los mismos objetivos.

Rodríguez Jiménez lleva desde 1995 trabajando con personas sordas, impartiendo cursos y asesorando a familias. En estas dos décadas, observa mejoría en la situación de la atención a personas sordas pero, en su opinión, todavía queda mucho por hacer. Por ejemplo, en el ámbito educativo aboga por que, al igual que sucede en Bachillerato, se impulse en los colegios de Infantil y Primaria la figura del intérprete o de un mediador de la comunicación en lengua de signos dentro del aula, “no estar sacando a los niños fuera del aula una vez a la semana una hora para que les enseñen esta lengua. Permaneciendo en el aula hasta sus propios compañeros pueden aprenderla como si se tratara de cualquier otro idioma”.

Los asistentes al curso atienden atentamente a las explicaciones de Rodríguez Jiménez

 

La figura del intérprete

También cree que las administraciones públicas deberían contar con la figura del intérprete para mejorar su relación con el colectivo de personas sordas, que al fin y al cabo también son parte de la ciudadanía y merece un trato adecuado. “Hay asociaciones que prestan servicio de manera privada o financiada, y no todas las personas tienen disponibilidad para pagarlo”.

Igualmente, considera que la academia debería apostar más por esta formación. En este sentido, recuerda que la Universidad de La Laguna fue pionera en su momento cuando abrió en el curso 2001-02 un máster en interpretación de lengua de signos, pero solamente duró una edición.

“Mi lucha siempre ha sido que se dé más formación. Para el profesorado hay muchos cursos, de nuevas tecnologías y otras materias, pero no de lengua de signos. Y tenemos muchos estudiantes sordos. Por ejemplo, en el Grado de Maestro en Educación Infantil hay una alumna que tiene su intérprete dentro del aula y ningún profesor conoce la lengua de signos. Incluso en el personal de limpieza de la universidad hay una persona sorda. Creo que lo mínimo sería poder saludar a estas personas y, al menos, tener una conversación trivial”.

 


Archivado en: Cultura, Destacado, Portada ULL

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