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Los mejores de la EBAU ya están aquí

viernes 05 de julio de 2019 - 10:28 GMT+0000

Decía el novelista británico Arnold Bennet que es más fácil caminar colina abajo que hacia arriba, pero las vistas se ven desde lo alto. Desde una cima a la que se llega con mucho esfuerzo, tanto como el realizado por estos cinco estudiantes que han acariciado la excelencia al obtener las mejores notas de la EBAU (Evaluación de Bachillerato para el Acceso a la Universidad) en la provincia de Santa Cruz de Tenerife.

José Manuel Teixeira, Alba Comas, Gabriela Canosa, Carla Ledesma y Óscar Soler se han situado muy por encima de la media con sus 9,938 puntos sobre 10, alcanzados en las pruebas de la fase general, celebradas en la Universidad de La Laguna del 5 al 7 de junio. Todos con la misma nota, y todos con un objetivo común: asegurarse la plaza en las carreras que han elegido, la mayoría de ellas reservadas al alumnado más brillante.

Los cinco formaron parte de las decenas de miles de estudiantes que se enfrentan cada año en nuestro país a las pruebas de acceso a la universidad que deciden su futuro: un total de 4.275 alumnos en la provincia tinerfeña; 9.500 en Canarias y 300.000 en toda España. Cifras que se repiten con la llegada del mes de junio, que no solo trae el tan ansiado verano, sino el fin de curso y los temidos exámenes de acceso, con sus consiguientes nervios, apuros y estrés.

Convertirse en los mejores no ha sido nada fácil, pero tampoco tan difícil. Ha sido más bien una cuestión de dar con las dosis justas de organización, disciplina y fuerza de voluntad, que les permitieron rendir al máximo sin renunciar a sus aficiones: la música, el dibujo y el deporte. Y cómo no, a las salidas con los amigos. Porque lejos de ajustarse al típico estereotipo de empollón/a que solo vive para los estudios, todos se esfuerzan (y mucho, sí) pero sin renunciar a sus ratos de ocio. Como todo el mundo.

De hecho, la preparación para los exámenes finales de la EBAU la hicieron concentrados y totalmente ajenos al debate surgido hace ya un año, que apunta a que en algunas comunidades autónomas españolas existen ciertas desigualdades en las evaluaciones. Es decir, que las pruebas son más fáciles en unas regiones que en otras, aspecto sobre el que Crue Universidades Españolas se pronunció hace poco, y de forma contundente, explicando que no existen datos contrastados que fundamenten tal suposición.

Finalizada esa etapa de agobios, a este quinteto de talentos procedente de distintos centros educativos de la isla de Tenerife le queda por delante disfrutar del verano y ocuparse de todo el papeleo que conlleva la inscripción y selección de alojamiento en las universidades que han elegido: José Manuel y Carla se quedan en la Universidad de La Laguna para hacer Medicina. Y junto a ellos Gabriela, que comenzará el Grado en Diseño. Alba y José Manuel son los que han decidido cruzar el charco. Ella para empezar los estudios de Medicina en la Universidad de Pamplona y él para embarcarse en el doble grado de Matemáticas y Física en la Universidad Complutense de Madrid.

José Manuel, el superorganizado 

Tras terminar segundo de Bachillerato se puso a estudiar desde el primer día para las pruebas de acceso a la universidad, incluso antes del acto de graduación.

Jose Manuel Teixeira

José Manuel Teixeira Hernández se había ocupado ya de tenerlo todo “superorganizado”. No le gusta verse agobiado los últimos días. Lo suyo es esforzarse bastante, pero de forma gradual, sin renunciar a mucho.

Ya en su colegio, Pureza de María (Santa Cruz de Tenerife) fue un muy buen alumno, pero al llegar al instituto, el IES El Chapatal, se convirtió en el mejor. Por eso entra sobrado en el Grado en Medicina, donde la nota de corte es de 12,5 y él suma un 13,8 sobre 14. Algo que no es de extrañar en un chico que sacó un 9,8 de nota media en el bachillerato. “Aunque en un principio estaba medio confuso y titubeaba con el cambio del cole al instituto, me gustó porque conocí a gente nueva, me supe adaptar bien y mis notas subieron”, dice.

Si desde pequeño tuvo claro que quería ser un hombre de ciencias, también estaba seguro de que lo suyo iba a ser la medicina, y aunque la especialidad no la tiene decidida, las que le tiran son la cardiología y neurocirugía, casi por igual. “Siempre me ha dado mucho respeto todo lo relacionado con la medicina; cuando voy al hospital y veo a un médico trabajando, yo lo que siento es admiración. A mí me gusta tratar con la gente, estar en contacto con muchas personas que confían en ti”.

A pesar de que en su casa lo que ha visto es cómo se ejercía la abogacía (sus padres estudiaron Derecho) José Manuel solo contemplaba la idea de ser médico, algo que, por otra parte, le parece muy bien a su familia, que siempre le ha dado libertad de elección. “Me gusta formarme, me gusta saber cosas y poder argumentarlas. Es algo que veo como una obligación”.

La organización es su premisa para poder estudiar, dedicarse al deporte (jugaba en el Baloncesto Real Club Náutico de Tenerife hasta hace poco) y poder salir con sus amigos y su novia, que también ha elegido Medicina. “Tuve que dejar los entrenamientos para poder centrarme en los estudios pero voy al gimnasio casi a diario. El deporte es fundamental para mí”.

Gabriela C. Canosa

Gabriela Carolina, la creativa

Con la nota específica que obtuvo (13,9 sobre 14) Gabriela Carolina Canosa Acosta, estudiante del colegio La Salle San Ildefonso (Santa Cruz de Tenerife), podría entrar en las carreras más exigentes, reservadas solo a los mejores, como ella. Y no es que Diseño, donde la nota de corte es un 9,4 en la Universidad de La Laguna, no lo sea. Pero esta chica de ciencias de siempre se decidió por el diseño cuando descubrió que el gusanillo de lo artístico comenzaba a rondarle casi sin darse cuenta. Entonces no dudó lo más mínimo. Lo suyo era la creatividad.

“Desde hace un par de años me vengo interesando mucho por todo lo relacionado con el diseño; buscaba cosas por internet. Me gusta mucho más el diseño gráfico que el de interiores o de moda, y me encanta la parte tecnológica del diseño porque lo he visto en casa, ya que mis padres son informáticos”.

Y es que de casta le viene al galgo. Los genes son los genes y eso Gabriela no lo puede negar. Su abuela, su madre y su tía han pasado gran parte de su vida dedicadas a la pintura, pintando cuadros que ve a diario en las paredes de su casa: paisajes, marinas, bodegones, retratos… No es de extrañar que a su hermana mayor, que estudia el Grado en Psicología, también le atraiga todo lo artístico.

Su mente científica la delata cuando reconoce que el primer año de carrera tiene “mucha historia”, algo que no le gusta demasiado, pero que sobrellevará mejor cuando comience a meterse de lleno en el diseño y la fotografía. Es entonces cuando sale su espíritu creador y se entusiasma hablando de los volúmenes, las formas, del poder de los colores…

De la matrícula tendrán que ocuparse sus padres porque Gabriela se marcha un mes a Paraguay para ayudar en la construcción de una escuela de primaria, algo que ha hecho en otras ocasiones con su colegio, La Salle, donde estudió desde que llegó a la isla procedente de Venezuela. “La verdad es que no quería salir del colegio porque tenía a mis amigos aquí; nunca me planteé hacer el bachillerato en ningún otro sitio”.

Ella, como José Manuel, se hizo un ‘planning’ de estudio que le servía para repasar constantemente. Es exigente y le gusta dar siempre el máximo de sí misma. “Me planteo unos objetivos y hago lo que tengo que hacer para conseguirlos, pero soy distraída, no lo puedo remediar”. Eso de estar encerrada, estudiando todo el rato, tampoco va con ella. Le gusta jugar al baloncesto, ir al gimnasio, dibujar y buscar la inspiración en internet… Sin duda, su lado creativo está siempre en efervescencia.

Carla, la vocacional

Carla Ledesma Izquierdo, del IES Dr. Antonio González González (San Cristóbal de La Laguna), se enfrentará en breve a un auténtico mix de emociones que

Carla Ledesma

la inquieta y emociona al mismo tiempo. Dar el salto a la universidad para ser lo que desde pequeña ansiaba ser: o médico o veterinaria. Al final, la balanza se ha inclinado a favor de la medicina, y con su 13,77 de nota específica entra holgada en la Universidad de La Laguna, donde la nota de corte es de 12,49.

Que la niña de una familia donde la madre es profesora de literatura en secundaria y el padre es administrativo se haga médico ilusiona, y mucho. Todos, abuelos paternos y maternos, están locos de contento y lo que quieren es que Carla, una tejinera de pro, estudie lo que verdaderamente le gusta. Bien las ramas de neurocirugía, ginecología o neonatología ‒las que más le atraen de momento‒, o las que vaya descubriendo durante la carrera.

Su firme vocación lo es tanto como su sentimiento de arraigo y cariño hacia Tejina, donde vive, y hacia el CEIP San Bartolomé, donde estudió: “Voy a recordar siempre esta etapa con mucho cariño; tanto con el colegio como con el instituto mantengo un vínculo muy fuerte, con amigos y profesores”. Algo que se extiende a la música. Estudia piano desde hace diez años, saxofón desde hace siete y pertenece, orgullosa, a la agrupación cultural San Sebastián.

Un pasión que ocupa su tiempo, entre ensayos y conciertos, pero que no le impidió descuidar sus estudios de inglés y prepararse a conciencia la EBAU. Porque a pesar de lo “desastrosa” que es para planificarse, una vez que se puso manos a la obra y comenzó a hacer sus propios esquemas y a desarrollar los conceptos clave, todo fue sobre ruedas.

Después de cursar su primer año de Medicina en Tenerife, Carla tiene en mente dar el salto a alguna universidad de Italia o Francia y continuar la carrera fuera, en la que seguro va a ser “una etapa muy guay” de su vida. De momento, este verano se va a Irlanda varias semanas para trabajar en una clínica de caballos, una experiencia que no es nueva para ella, pero sí muy gratificante.

Alba Comas

Alba, la disciplinada

Alba Comas Correa tiene mucho en común con José Manuel y Carla. Con ambos comparte su clara vocación por la medicina. Con Carla, su pasión y dedicación a la música, en la que también lleva inmersa una década. Resulta difícil creer que esta brillante alumna del Colegio Hispano Británico (San Cristóbal de La Laguna), que obtuvo una nota media de 10 en el bachillerato, reconozca que le cuesta ponerse a estudiar.

Eso sí, una vez que lo hace es imparable y llega, no solo a ser una de las mejores de la EBAU, sino a convertirse en una de las 200 personas, entre 1.400, que este curso podrá estudiar Medicina en Navarra. “Elegí la Universidad de Navarra porque es muy puntera e invierte mucho en innovación”. Algo que sabe de muy buena mano. Su padre, y mejor consejero, es radiólogo intervencionista, especializado en el tratamiento de ictus.

“Mis padres, igual que a mis hermanos, me han inculcado que los estudios son lo primero y que, ante todo, hay que ser buena persona. Lo demás ya llegará cuando tenga que llegar, pero si no tienes valores, no vas a ningún lado”. A eso hay que unir el hecho, importante, de que “si no haces lo que te gusta no vas a disfrutar”.

Lo dice una chica que confiesa su pasión por la música, el cante y el baile, aficiones que la han llevado a obtener el grado profesional de piano, estudios que le requerían muchas horas de dedicación y una constancia férrea. La disciplina la aplica sabiamente en todo lo que hace. En este tipo de cosas siempre encuentra el gran apoyo de su madre, profesora de alemán que sabe estar ahí para darle ánimos cuando lo necesita.

Eso es algo que sabe que va a echar de menos: a su familia, mucho, a sus amigos del Hispano, a sus profesores, siempre “dispuestos” a ayudarla. Pero a cambio, podrá tener su primer acercamiento a la neurología y cardiología, hará vida en un colegio mayor, tendrá amigos nuevos y, por supuesto, no renunciará al atletismo y tampoco a cantar y bailar, a ratitos.

Óscar, el eficiente

Óscar Soler Pérez ha elegido la titulación con la nota de corte más alta del sistema universitario español, lo que le requerirá un esfuerzo por partida doble y

Óscar Soler

un año más de estudio. El doble grado de Matemáticas y Física que cursará en la Universidad Complutense de Madrid está reservado a unos pocos privilegiados, 20 o 30 a lo sumo, tan brillantes como él, que deberán alcanzar los 13,77 puntos exigidos. En su caso, sus 13,97 los superan.

No en vano, sacó un 10 de nota media en el bachillerato que cursó en el IES Teobaldo Power, donde le encantaban los recreos, le gustaban sus profesores y se lo pasaba súper con sus amigos. Tanto en su colegio de toda la vida, el San Fernando, como en el instituto, se sentía como en casa porque fueron muchos años los que pasó en ambos.

Es consciente que irse fuera a estudiar una carrera tan dura es “una decisión arriesgada” y supone un esfuerzo para sus padres que agradece y valora muchísimo: “Mis padres me apoyan y ellos saben que eso es lo que quiero y que me involucro al cien por cien con mis estudios”. Aunque de no haberlo conseguido (plaza en el doble grado) se habría quedado en Tenerife, en La Laguna, como sus hermanos, y tan feliz.

Si los años de estudio que le esperan por delante a Óscar los planifica como hizo al prepararse la prueba de acceso, triunfa seguro. Comenzó desde septiembre, primero asegurándose de que entendía el temario. Si no era así, indagaba hasta comprenderlo. Una vez acabó las clases, se impuso repasar cada trimestre en una semana. Y solo tenía tres (semanas), pero fue suficiente. Poco a poco aumentó su ritmo de estudio, pero sin dejar de entrenar en su club de atletismo, Milla Chicharrera, y tocar la guitarra.

Ese plan tan efectivo lo ejecutó en las bibliotecas del TEA (Tenerife Espacio de las Artes) y de la Casa de la Cultura. Y funcionó, porque muchos de sus amigos estaban en la misma situación que él, se intercambiaban información, se preguntaban unos a otros y se daban ánimos.

Dentro de 12 meses, decenas de miles de estudiantes en todo el país volverán a pasar nervios ante las pruebas de acceso a la universidad. Para entonces, José Manuel, Alba, Gabriela, Carla y Óscar estarán terminando su primer año de carrera y afrontando, también nerviosos, los exámenes finales. Pero ya serán universitarios a medio ‘curtir’, con un futuro prometedor por delante.

Gabinete de Comunicación


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