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Una investigación multidisciplinar apunta avances con el tratamiento complementario de ozono en pacientes oncológicos con síntomas crónicos

miércoles 27 de septiembre de 2023 - 11:05 GMT+0000

Un estudio realizado en Canarias, en el que participa la Universidad de La Laguna y publicado en la revista Frontiers in Psychology (PMID: 37599784), analizó el efecto del tratamiento con ozono sobre la ansiedad y la depresión en pacientes con síntomas resistentes al tratamiento convencional. Se trata de enfermos con síntomas crónicos secundarios a tratamientos oncológicos o a enfermedades avanzadas, y que no habían mejorado con el tratamiento convencional.

En este colectivo, los mayores niveles de ansiedad y depresión se asociaron a peores valoraciones en el estado de salud autopercibida por los pacientes. Tras el tratamiento con ozono (habitualmente 4-5 meses) se observó una mejoría significativa en los niveles de ansiedad y depresión, y también en la propia percepción de la salud de los pacientes.

El estudio, realizado en la Unidad del Dolor Crónico, contó con especialistas de Psiquiatría, Psicología y Oncología del Hospital Universitario de Gran Canaria Dr. Negrín y del Complejo Hospitalario Universitario Insular Materno Infantil de Las Palmas, y con investigadores del Servicio de Evaluación del Servicio Canario de Salud. Los autores de correspondencia de estos artículos pertenecen a la Unidad de Investigación del Hospital Dr. Negrín, y están adscritos al Instituto de Enfermedades Tropicales y Salud Pública de Canarias, de la Universidad de La Laguna, y son investigadores del CIBER de Enfermedades Infecciosas (CIBERINFEC) que dirige el profesor Jacob Lorenzo.

Este artículo se engloba en una línea de tratamiento e investigación que se lleva a cabo en estos servicios desde hace varios años, y que se centra principalmente en el manejo de efectos secundarios de los tratamientos del cáncer. Entre ellos se encuentra la neuropatía periférica inducida por quimioterapia, una toxicidad bastante frecuente que puede llegar a hacerse crónica disminuyendo de forma importante la calidad de vida de los pacientes, y para la que el único tratamiento con evidencia científica (la duloxetina) la tiene para un síntoma concreto (dolor), con un beneficio pequeño, y no está exenta de efectos secundarios.

A principios de este año, estos investigadores publicaron un trabajo (Int J Environ Res Public Health, PMID: 36674232) mostrando que el tratamiento adicional con ozono podía mejorar significativamente la calidad de vida y la toxicidad secundaria a radioterapia y quimioterapia en pacientes supervivientes de cáncer. En conjunto, más del 50% de los pacientes mostraron mejoría en el grado de toxicidad, y entre el 60% 75% de los pacientes experimentaron avances en las distintas dimensiones de calidad de vida evaluadas.

En otro trabajo relacionado, publicado el año pasado (Front Physiol, PMID: 36111149), el mismo equipo describió el efecto del ozono en pacientes con dolor secundario a neuropatía periférica inducia por quimioterapia, que no había mejorado después de 12 meses con distintos tratamientos. Los resultados mostraron una disminución significativa del dolor, de 3 puntos sobre 10 en la escala visual analógica.

Los pacientes fueron tratados con ozono dentro de distintos estudios aprobados por la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS). Estos trabajos están financiados por varias becas de organismos privados (Fundación DISA, Fundación Española del Dolor, Colegio de Médicos de Las Palmas), públicos de Canarias (Cabildo de Gran Canaria y Fundación Canaria Instituto de Investigación Sanitaria de Canarias), y a nivel nacional por una beca del Instituto de Salud Carlos III con fondos FEDER.

Ante las limitadas opciones terapéuticas existentes, la búsqueda de nuevos tratamientos para paliar los efectos secundarios crónicos del tratamiento del cáncer fue establecida como un área de urgente investigación por la Sociedad Americana de Oncología Médica. Los resultados preliminares obtenidos con ozono en estos estudios son muy prometedores, aseguran los investigadores. Sin embargo, como recuerdan los autores, es necesaria su confirmación con la realización de ensayos clínicos específicos, como los que el grupo tiene o intenta poner en marcha.

 


Archivado en: Destacado, Instituto Universitario de Enfermedades Tropicales y Salud Pública de Canarias, Investigación, Portada ULL

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