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Dos décadas cuidando el acceso a la ULL

lunes 22 de septiembre de 2025 - 09:55 GMT+0000

Antonio Adelfo Delgado Núñez, profesor y coordinador de las pruebas de acceso en la ULL, fotografiado en el patio interior del Edificio Central.

Hace poco más de cinco años, un total de 5.017 personas formalizaron su inscripción en la entonces llamada Evaluación de Bachillerato para el Acceso a la Universidad (EBAU), una cifra inusitadamente alta de matriculaciones, pues normalmente suelen oscilar en torno a quinientas personas menos. Era 2020, el año del confinamiento, una época de ingrato recuerdo que si sacamos aquí a colación es para resaltar el enorme esfuerzo organizativo que supuso llevar a término un proceso de por sí complejo al que hubo que añadir medidas de seguridad sanitaria hasta ese momento inéditas.

De hecho, esa prueba de acceso fue más tardía, pues se celebró entre el 1 y el 4 de julio, casi un mes después de las fechas que se barajan habitualmente. Y hubo que multiplicar sedes para hacer factible la distancia de seguridad en las aulas que las autoridades sanitarias aconsejaban, por lo que en Tenerife, a las habituales facultades del Campus de Guajara se añadieron otras en los campus de Anchieta y el Sur (Adeje).

Los resultados de esa EBAU, con una tasa de aprobados por primera vez en muchos años inferior al 90% (del 88,92%, concretamente), reflejó las duras condiciones a las que el alumnado se enfrentó. Pero lo relevante es que la prueba se realizó y, de ese modo, el curso 2020-21 pudo comenzar con 5.504 estudiantes de nuevo ingreso, que se sumaron a los 13.865 que continuaron sus estudios. Todo gracias a que la maquinaria para organizar estas pruebas que dependen del vicerrectorado con atribuciones sobre el alumnado estaba muy engrasada, con una buena coordinación entre las universidades, la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias y el profesorado de Bachillerato. Y también porque en esta institución contaba al frente con un coordinador sobradamente experimentado, Antonio Adelfo Delgado Núñez.

Antonio Adelfo Delgado NúñezComunicación y politología

Nos recibe en unas amplias dependencias del Edificio Central en las que destaca una pared totalmente cubierta de archivadores apilados hasta casi la altura de su altísimo techo. “Creo que tengo el despacho más grande de la universidad”, bromea, para explicar a continuación que esa es la documentación acumulada tras los trámites de las pruebas de acceso, que cada cierto tiempo es recogida por el Archivo Universitario. Durante nuestra larga conversación hace gala de una de las características que, quizás, mejor lo definen: sus dotes para la comunicación. No es de extrañar que sea una persona conocida en la institución más allá de sus obligaciones como docente del área de Ciencia Política y de la Administración o coordinador de las pruebas de acceso; por ejemplo, es su voz la que desde hace años suena en el Paraninfo antes de cada actuación para pedir que los móviles sean silenciados.

Y es que, como él mismo reconoce, su primera vocación siempre fue la comunicación y, de hecho, durante muchos años ha estado vinculado al mundo de la radio, llegando a presentar y dirigir un magazine semanal en Radio Nacional de España en Canarias, pasando posteriormente por otras emisoras como Radio Isla, Azul Radio y Radio San Borondón. Un trabajo que inició como afición y que compaginó muchos años con sus obligaciones docentes y de gestión. “Improvisaba mucho, pero en base a una estructura, a tener un guion y a preparar mucho las secciones. Llegó un momento en que el programa de cada sábado, más que un pasatiempo o pasarlo bien, ya era un sacrificio a costa de mucho esfuerzo personal y por eso lo dejé”.

También ha sido colaborador en programas de televisión, en los que llegó a hacer “algunas cosas muy disparatadas del corazón”, si bien puntualiza que “hace 20 o 25 años las tertulias del corazón, comparadas a las de hoy, eran tertulias intelectuales”. Incluso ha abordado la divulgación cinematográfica, otra de sus pasiones, sobre la cual también ha llegado a publicar trabajos académicos y capítulos de obras de consulta como “La enciclopedia de canarios ilustres” publicada por el Centro de la Cultura Popular Canaria.

Sin embargo, su vinculación a la Universidad de La Laguna viene a partir de su titulación como licenciado en Ciencia Política y de la Administración por la Universidad Complutense de Madrid. Inicialmente, trabajó durante algunos años en el sector privado como gestor administrativo, colegiado a través del Ministerio de Administraciones Públicas. Era la tradición familiar, pues su padre, su tío y sus hermanos también eran gestores y, de hecho, se dedicó a ella incluso cuando entró a tiempo parcial en la Universidad de La Laguna en 1990, en el área de Ciencia Política, que había ido crecido un poco y pudo convocar una plaza a la que él accedió.

Delgado Núñez había entrado en contacto con el área unos pocos años antes, cuando su responsable, el catedrático Juan Hernández Bravo de Laguna, elaboraba un libro sobre elecciones locales en Canarias y necesitaba a alguien que le ayudara a depurar los datos de las actas electorales. Fue contratado para esa colaboración concreta, a la que pronto se agregaría más trabajo para un segundo libro, antes de acceder por concurso a la plaza, primero a tiempo parcial y, posteriormente a tiempo completo.

Actualmente, Delgado Núñez está contratado como profesor colaborador, una figura en extinción que, a su vez, fue en la que derivaron en su día los profesores que, como era su caso, fueron contratados como colaboradores a tiempo parcial o completo. “Cuando entré a tiempo completo estaba en todos lados, llegué a dar al año seis asignaturas completas en centros que no tenían nada que ver entre sí”, recuerda.

Antonio Adelfo Delgado NúñezDe la docencia a la gestión

En ese devenir académico, Delgado Núñez también llegó a asumir varias materias optativas del Curso de Cualificación Pedagógica creado en 2001 para sustituir al Curso de Adaptación Pedagógica (CAP) y, posteriormente, la coordinación de las prácticas en el Máster de Formación de Profesorado, así como la coordinación de la especialidad de Didáctica de la Economía, la cual siguió manteniendo varios años.

Esa labor de coordinación académica fue su entrada en la gestión universitaria, que a partir de 2008 aumentaría hasta convertirse casi en una de sus ocupaciones principales. “Siempre digo que, paradójicamente, yo salí del ámbito de la gestión para hacer otras cosas, como docencia, investigación… Y la vida me fue dando la vuelta -no de manera inmediata, porque en verdad en los primeros años no fue así- hasta que a partir del 2007 volví a entrar en la gestión y ya no he salido de ella, porque ya llevo 18 años”.

Esta nueva etapa comenzó cuando ese año la entonces vicerrectora de Estudiantes, Juana María Rodríguez le propuso la dirección de Secretariado de Participación Estudiantil y Mejora del Rendimiento. El vicerrectorado también tenía la responsabilidad de organizar el acceso específico para personas adultas, que por aquel entonces era solamente para mayores de 25 años, y también le fue encomendada esa tarea a Delgado Núñez. Justo un año después, un nuevo decreto creó los accesos para 40 y 45 años, intrincando aún más el proceso.

“Fue complicado”, recuerda, “porque, además, coincidió con una época previa a la crisis de 2012, donde ya se había quedado un remanente de personas que querían cualificarse y el curso y la prueba [de acceso] crecieron muchísimo. Llegó a haber materias con hasta seis grupos y, por tanto, no las podía impartir un solo profesor”. Por comparación, en la actualidad esas mismas materias solo tienen un grupo. “Estamos hablando de épocas en las que podía haber 700 alumnos”, frente a los 200 que rondan en la actualidad los curso de mayores de 25 y 45 años.

Al reflexionar sobre esta prueba de acceso, popularmente conocida por su sigla PAM, Delgado Núñez considera que es posible que haya perdido parte de su razón de ser con el formato actual. Explica que las dos universidades públicas canarias presentaron hace dos o tres años un informe ante la sectorial de la CRUE sobre el acceso de mayores de 25 y de 45, con un análisis histórico de cómo había nacido y su evolución.

“El acceso de mayores nace en 1973, y las circunstancias ese año eran todavía las de una posguerra en la que muchas personas que habían quedado descolgadas del sistema educativo y donde no había una educación obligatoria hasta los 16 años. En esa época, estaba plenamente justificada en la concepción actual. Pero creo que eso ha quedado bastante obsoleto, porque hace más de 20 años que tenemos escolaridad obligatoria hasta los 16 años, lo cual indica que la mayoría de la gente termina hasta la ESO”. Por ello, opina que en la actualidad las personas que aspiran a la PAM 25 deberían tener, como mínimo, la ESO.

Justifica su opinión por el hecho de que este acceso puede ocasionar bastantes frustraciones, porque lo cierto es que estos accesos para mayores pueden ser muy duros y las cifras son claras: una gran cantidad de personas no lo logra. “En las presentaciones del curso de acceso me toca ser un poco el poli malo, el que les advierte de que no va ser un camino de rosas”.

Antonio Adelfo Delgado NúñezCoordinación de la PAU

Tras estar unos años en el vicerrectorado centrado exclusivamente en el acceso a mayores de 25, 40 y 45 años, hace una década también asumió la coordinación general del acceso a alumnado de nuevo ingreso desde Bachillerato y Formación Profesional. Durante el periodo como vicerrector de Estudiantes de Alfonso García Hernández, Delgado Núñez cesó como director de secretariado aunque siguió coordinando el acceso para mayores. Cuando García y su equipo dimitieron en mayo de ese curso y entró como vicerrector José Manuel García Fraga, se ocupó de la coordinación de la inminente PAU mientras que el nuevo director de secretariado, Juan Manuel Herrera, se hizo cargo del acceso para mayores.

Aun así, Delgado Núñez nunca llegó a desvincularse del todo del acceso para mayores, porque en los dos años en los que Herrara lo coordinó, contó con él como presidente del tribunal, dada su experiencia previa. Con la llegada al vicerrectorado de Lastenia Hernández Zamora, él siguió vinculado con el cargo de coordinador al acceso que, eventualmente, quedó unificado: tanto el de mayores como la entonces EBAU dependían de él. En la actual etapa con la vicerrectora Rosario Hernández Borges, Delgado Núñez vuelve a tener rango de director de secretariado, concretamente de Acceso y Diversidad (aspecto este último sobre el que volveremos más adelante).

“La PAU y las pruebas de mayores son cosas distintas, pero tienen relación, y a veces hemos empleado la PAM para hacer algunos experimentos y pruebas sobre cuestiones como los listados de estudiantes, la distribución de aulas, los modelos de formato de examen y otras cosas” que luego se aplican en la PAU.

En estos años, las pruebas de acceso han ido experimentando modificaciones -pasando de la PAU a la EBAU y, nuevamente, a la PAU- y no han estado exentas de polémica, con acusaciones, fundadas o no, de diferentes niveles de dificultad entre comunidades autónomas. El año pasado entró en vigor un nuevo real decreto que supone un cambio sustancial, pero que se está aplicado paulatinamente. “Supone pasar a un sistema más competencial en la prueba, lo cual es coherente puesto que también la ley educativa (LOMLOE) pretende una enseñanza más competencial y es lógico que eso se refleje en los exámenes”.

Técnicamente, la nueva PAU ha empezado a aplicarse desde hace dos años, introduciendo cambios en cada edición. “Como hasta el año pasado no hubo decreto que desarrollara la LOMLOE, la de 2024 lo único que incluyó fueron algunas asignaturas nuevas. Ya en 2005 teníamos un decreto que salió muy a destiempo, en junio del 2024, cuando estábamos haciendo la PAU de ese año, con unas prescripciones importantes porque estableció unos límites en la optatividad y un mayor peso de las competencias”.

Con el nuevo decreto ya vigente en 2025, la comisión sectorial de la CRUE creó una comisión nacional en la que participaron los y las coordinadores de las materias de toda España para establecer puntos de convergencia en las pruebas de las diferentes comunidades, que comenzarán a ser aplicados en la PAU de 2026. Por ahora, estos puntos en común afectan a la penalización de faltas ortográficas en cada materia y a la reducción del grado de optatividad. “Ya nadie podrá estudiarse la mitad de un currículo y sacar un 10. Antes era factible porque en algunas asignaturas la opción A era, por poner un ejemplo, del tema 1 al 10 y la opción B, del 11 al 20, y alguien podía perfectamente estudiarse tres autores o determinados temas y no tocar el resto porque directamente iba a preparar solo una de las opciones”.

Delgado Núñez explica que la idea es que la convergencia sea mayor, recogiendo los resultados de los trabajos de la comisión el pasado año, aprobados en una reunión celebrada en Madrid poco antes que la PAU de 2025. “Allí cada materia los acuerdos adoptados, que no llegan al punto de poner el mismo examen, pero sí a acordar el porcentaje que hay que aumentar cada año de preguntas competenciales. Frente al sistema anterior, ahora las diferencias van a ser menores. El examen será distinto, pero a efectos de contenidos curriculares, sí serán los mismos y los niveles de exigencia se pretenden que también lo sean”.

Este proceso de búsqueda de consenso y aplicación escalonada ha sido, en su opinión, un acierto. “Creo que el Ministerio ha sido razonable y las autoridades educativas de toda España, también. Han permitido se haga de manera progresiva y, de hecho, este año que lo aplicamos tuvimos un pequeño descenso en las calificaciones en toda España, que hubiera sido mucho mayor si la aplicación hubiera sido directa”.

Antonio Adelfo Delgado NúñezDiversidad

Como mencionamos anteriormente, la dirección de secretariado que ostenta en la actualidad Delgado Núñez no solo gestiona el acceso, sino también la diversidad, pues el activismo social es otra faceta a la que ha dedicado su tiempo en la universidad. Por ello, él fue uno de los promotores y primer director del Aula Cultural de Diversidad LGTBIQ+ de la institución, que comenzó su andadura en 2021 y, pese a su relativa juventud, ya ha organizado varios actos en los que, además de la reivindicación de los derechos de estos colectivos, también ha apostado por la investigación sobre asuntos que le conciernen.

Explica que la primera impulsora del aula fue la entonces vicerrectora Lastenia Hernández, quien comprendió que la diversidad, y especialmente la afectivo-sexual, debía tener un espacio determinado en la universidad, que en ese momento se entendió que, al menos como inicio, debía ser un aula cultural. “Yo aparezco porque era necesario que figurara alguien del Vicerrectorado de Estudiantes y asumí la presidencia con carácter representativo para las actuaciones oficiales, sabiendo desde el principio de que era una dirección colegiada de un equipo motor en el que también estaban Sergio Siverio Luis, Dolores Morera Bello, Alfredo Pazmiño y José Antonio Ramos Arteaga”.

Una vez el aula contó con estatutos y comenzó a andar, Delgado Núñez cedió la dirección a Sergio Siverio, pues entendió que su cometido era, precisamente, dar esos primeros pasos hasta la puesta en marcha de la organización. “Me fui en un momento en el que el aula ya era conocida y en cierta medida ya tenía que desligarse del Vicerrectorado de Estudiantes”.

Algo que recalca Delgado Núñez es que se trata de un aula abierta y en ella también participan personas que no pertenecen al colectivo LGBTIQ+: “Un tema como este no es exclusivo de quienes tengan esa categorización, sino que nos afecta a todos”. A partir de la llegada de Rosario Hernández al vicerrectorado, también se impulsó la creación de la dirección de secretariado de Diversidad, sin olvidar que existe una Unidad de Igualdad guarda cierta relación con estos asuntos.

Una de las primeras tareas de Delgado Núñez como director de secretariado en esta última etapa ha sido analizar comparativamente cómo abordan la diversidad otras universidades, y comprobó que hay gran variedad de fórmulas institucionales. “Estamos buscando nuestro hueco”, señala. “Pero la idea fundamental es trabajar con los colectivos”. Y, en ese sentido, cree que la Universidad de La Laguna tiene elementos de los que sentirse orgullosa. Por ejemplo, desde hace años en la PAU se hace el llamamiento al aula de las personas trans utilizado su nombre sentido. “Mucho antes de que se regulara este tema, nosotros nos habíamos adelantado y si la persona solicitaba ser llamaba por el nombre sentido, lo hacíamos. En su tarjeta de calificación seguirá apareciendo el nombre administrativo, pero al menos se va creando una cultura que trasladamos a las aulas”.

Antonio Adelfo Delgado Núñez cree que seguirá al frente de las pruebas de acceso al menos hasta 2027. “Ese año cumplo 70 años, parece razonable, ¿no? Mucha gente no entiende la importancia que tiene el acceso para la universidad, que es una de sus cartas de presentación, a fin de cuentas. Pero por lo general, y eso es importante, creo que las personas que participan en la prueba, ya sean profesorado de la universidad o fuera de ella, personal administrativo y de gestión, valoran el trabajo que se hace. Y eso da mucha satisfacción”.

Gabinete de Comunicación


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