La educación en la II República

LAS BIBLIOTECAS

El programa educativo de la República se ocupó de la promoción de la lectura y de la creación de bibliotecas por todo el territorio nacional. Tuvo en cuenta el papel de la Biblioteca como centro continuador de la labor de la escuela y como elemento que contribuiría a aumentar el nivel cultural de los ciudadanos. El acceso libre y gratuito a las bibliotecas se convirtió en un derecho democrático. Era necesario contar con un pueblo capaz de decidir su destino, capacitado para pensar por sí mismo. Sin bibliotecas públicas, sin libros no se conseguiría un país democrático.

La política bibliotecaria del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes se articuló a través del Patronato de Misiones Pedagógicas y la Junta de Intercambio y Adquisición de Libros.

El Patronato jugó un gran papel en la creación de bibliotecas escolares en ciudades y, especialmente, en pueblos. Su labor fue tan intensa que en 1935 ya había creado unas 5.000 bibliotecas.

En Canarias se crearon un total de 55 bibliotecas, una cifra pequeña si se tienen en cuenta los datos de otras áreas geográficas.

En la provincia de Tenerife se crearon bibliotecas escolares en Arafo, Granadilla, Güímar, Guía de Isora, La Laguna, Puerto de la Cruz, San Juan de la Rambla, La Guancha, Los Silos, Garachico, Tazacorte, Garafía, Las Ledas. Además algunas corporaciones impulsaron proyectos de interés (Güímar y Garachico).

En este periodo Canarias contaba con una de las mayores tasas de analfabetismo. Algunos periódicos apoyaron la creación de bibliotecas escolares como elemento que contribuiría a mejorar la situación. El Eco del Magisterio Canario (órgano de la Asociación Provincial del Magisterio de Primera Enseñanza) insistió en repetidas ocasiones en la gran importancia de este tipo de bibliotecas:

“Las bibliotecas escolares son, entre todas las instituciones complementarias, una de las que responden a fines más diversos. Completan la obra cultural de la escuela mientras el niño es alumno en ella; amplían la cultura del ex alumno y le sirven de aliciente para seguir frecuentando el centro… establecen un lazo de unión entre el pueblo y la escuela, cuando los beneficios de la mencionada institución se extienden a todo el vecindario…”

La Junta de intercambio (creada el 21 de noviembre de 1931) se creó para dinamizar las bibliotecas públicas del Estado, actualizando su obsoleto fondo bibliográfico. Seleccionó y distribuyó libros de carácter ameno.

En Canarias tenemos el testimonio de uno de los inspectores de la Junta, Miguel Santiago, que comenta sobre la biblioteca municipal de Arico:

“Esta biblioteca, única de este tipo que figura funcionando en Canarias, creo que es una de las que puede servir de modelo y merece que se le atienda en especial por la Junta. Claro que ello se debe casi exclusivamente al celo y atención que a la misma presta su bibliotecario y secretario del Ayuntamiento…”