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Excelencia femenina en la ULL

viernes 31 de marzo de 2017 - 14:10 GMT+0000

Victoria Marzol (i) y Pino Caballero (d).

Pino Caballero, líder y entusiasta, es experta en criptografía y ha logrado montar un grupo de investigación muy prolífico, formado por 14 investigadores. Victoria Marzol, climatóloga brillante, callada y discreta, trabaja sola en un proyecto de una enorme repercusión social: captar agua de la niebla para que poblaciones rurales marroquíes puedan ser sostenibles.

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Pino lleva 27 años en la Universidad de La Laguna. Catedrática desde 2015,  cuenta con tres sexenios de investigación y 47 publicaciones indexadas. Empezó sola, pero hoy tiene en su grupo a 14 investigadores. Es optimista y firme defensora de los derechos de la mujer y, sobre todo, de la necesidad de su mayor visibilidad, por eso está tan convencida de la idoneidad de este premio. Es además la promotora de un evento global patrocinado por Google, el Women Techmakers en su edición de Tenerife, destinado precisamente a dar protagonismo y a mostrar la relevancia de la mujer en el mundo de la tecnología.

Victoria Marzol, geógrafa, está especializada en el análisis de la recogida de agua de lluvia a través de la niebla. Esta investigadora genera información meteorológica ex novo, porque este tipo de precipitaciones no se contabiliza, lo que ha hecho de sus investigaciones un verdadero referente internacional. Tiene 3 sexenios y 55 publicaciones y es una amante profunda de su profesión, a la que se dedica todos los días sin excepción. La propia ONU ha reconocido su trabajo, ya que colabora desde el 2002 con la ONG marroquí Dar Si Hmad en un proyecto para abastecer de agua potable a poblaciones rurales a través de la recolección de agua de niebla. Este proyecto es una de las trece iniciativas de todo el mundo que han sido premiadas con el galardón Momentum for Change, convocado por la Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático (UNFCCC en sus siglas inglesas).

¿Qué ha supuesto para ustedes el premio del Instituto de Estudios de las Mujeres?

Pino: Es un reconocimiento a la labor realizada durante muchos años, y te alegra que la gente se dé cuenta de que has estado trabajando y produciendo y aportando tu grano de arena a la investigación de la ULL. Creo que sigue siendo necesario, porque los premios en este entorno suelen darse, casi de forma natural, a hombres, y nosotras trabajamos igual o más que muchos de ellos y pasamos inadvertidas.

Victoria: Es la tercera edición y se trata de un premio que necesita tomar más cuerpo y que la gente lo valore y lo conozca más. Yo creo que a la hora de recibir el premio lo que prima es la investigación, y luego viene el ser mujer. Llevo 37 años en la universidad y quiero que me valoren por mi investigación, fundamentalmente.

¿Incorporan ustedes la perspectiva de género en el trabajo diario?

Victoria: La climatología no da mucho de sí en ese ámbito, pero en su aplicación sí, porque estoy trabajando para conseguir agua en comunidades rurales marroquíes que son fundamentalmente mantenidas por mujeres. Les estamos ayudando a mejorar sus vidas y las de sus hijos. Hasta ahora dedicaban seis u ocho horas al día a la búsqueda de agua, pero una vez que hemos instalado los captanieblas tienen mucho tiempo libre y están demandando nuevas ocupaciones. La propia asociación ha empezado a hacer pequeños huertos de permacultura y varias cooperativas de argán para hacer aceites donde este colectivo puede integrarse y reducir el impacto negativo que puede suponer disponer de tiempo libre en el medio rural con acceso a la televisión, que les proporciona modelos consumistas occidentales.

Pino: Nosotros trabajamos en seguridad de las comunicaciones, donde la perspectiva de género tiene poca cabida. Pero entre los proyectos que tenemos, hay uno dedicado a mejorar la seguridad y la protección de las mujeres maltratadas. De resto, es difícil porque en las ingenierías la falta de mujeres es alarmante, aunque yo en mi grupo de investigación intento que haya equilibrio entre los dos sexos, pero no lo consigo. Sigue habiendo muy pocas mujeres en Informática, es algo inexplicable. Son carreras que requieren bastante esfuerzo, y de eso vamos sobradas las mujeres.

¿Ser mujer les ha supuesto algún obstáculo en la carrera profesional?

No son obstáculos, son pequeños matices, dicen las dos, sin saber muy bien explicitarlos. En el día a día todo cuesta un poco más.

Pino: En mi área nos toca siempre estar en las comisiones evaluadoras para que haya paridad, y lo hago con gusto porque hay que estar en los órganos de decisión. Los hombres no han tenido que enfrentarse nunca a situaciones de desigualdad, no saben lo que es. Somos catedráticas, ya hemos llegado al techo de cristal, y descuida Vicky que no nos van a dejar subir más arriba.

¿Qué les queda por hacer en la universidad?

Victoria: A mí poco, veo con cierto pesimismo la docencia y la investigación y es más, creo que los retos que tengo los puedo conseguir sin la universidad, y eso que siempre me he sentido muy universitaria y estoy muy orgullosa de pertenecer a esta institución.

Pino: Yo no contemplo mi vida fuera de la universidad. A mí me queda mucho por hacer, me preocupa mucho el futuro de los miembros de mi equipo, no conseguir proyectos con los que financiar sus contratos es una preocupación constante. Cada vez dedico más tiempo a mantener al grupo con expectativas.

Victoria: Claro, eso te une mucho a la universidad, yo sin embargo trabajo sola, la perspectiva es muy distinta.

¿Cuál ha sido el mayor éxito?

Victoria: De lo que me siento más satisfecha quizá sea de la docencia. Que al cabo de treinta años te encuentres en la cola del supermercado a una antigua alumna que te reconozca y te diga lo mucho que aprendió contigo es algo estupendo. En la investigación no pasa eso, porque en este ambiente tan competitivo tendemos a no valorar los éxitos de los compañeros. Así que el reconocimiento investigador no lo siento porque de hecho no lo tengo; y la gracia es que en ese ámbito se me reconoce más fuera que en la propia institución.

Pino: En docencia el resultado es inmediato y en investigación todo cuesta más, tardas un montón en publicar… Yo cuando tengo un grupo bueno, y doy una clase que noto que me ha salido bien y que ha sido provechosa es como si me hubiese ganado la lotería; pero a mí lo que me hace dar saltos de alegría es cuando me admiten una publicación. Justo ayer nos dieron una, y con ese artículo se resolvía una tesis para uno, un sexenio para otro, un nuevo proyecto para un tercero… es muy grato compartirlo con el equipo. También como decana me lo pasé muy bien y disfruté mucho.

¿Cuántas horas le dedican a la investigación a diario?
Victoria: yo, menos las cuatro o cinco horas que duermo, de resto todo el tiempo. Puedo trabajar 18 o 19 horas diarias, y fines de semana incluidos, que es cuando aprovecho y voy al campo a ver las instalaciones receptoras de agua de lluvia. Nunca me he sentido sola en el campo, la gente de los caseríos me ha enriquecido muchísimo.

Pino: en la universidad estoy todo el rato atendiendo gente, resolviendo papeleo… y es en realidad en casa cuando hago la investigación. En la época de vacas gordas mucha gente me decía que me fuera a la empresa privada, que se ganaba mucho más, pero yo es que no trabajo por dinero. No cambio este trabajo por nada del mundo, y eso que estoy todo el día trabajando, sin parar.

¿Cuál ha sido el mayor fracaso?

Victoria: Mi mayor fracaso es no haber logrado un equipo de investigación. Me voy de la universidad y no lo tendré. En su día lo intenté, pero no entraba nadie, no había posibilidades de contratar. Tuve dos alumnos magníficos que incluso abandonaron la tesis porque tenían que ponerse a trabajar y la universidad no les ofrecía opciones.

Pino: Pues la verdad es que no tengo… no sé.

¿Qué echan de menos en la universidad de hoy?
Victoria: A los alumnos les falta ser universitarios, no se sienten como tales, y la universidad no logra captarlos. Muchas veces tienes la sensación cuando están en el campus que están ahí como podrían estar en otro sitio. El cansancio de los profesores tampoco anima ni motiva. Ya no somos líderes para ellos, y lo cierto es que necesitamos un empuje psicológico, una dosis de motivación que nos dé un baño a todos. También echo en falta reuniones mensuales o quincenales de los investigadores para poner en común en qué está trabajando cada uno, en la idea de compartir los avances. Eso aquí no se hace; te enteras de la publicación del compañero cuando te llega la revista.

Pino: Tenemos mucha burocracia, eso es cierto, pero no estoy tan desanimada ni veo tanta atonía. Yo estoy sobrepasada de trabajo, no doy abasto, pero no me encuentro desencantada. Es cierto que tenemos un montón de docencia y que nos falta apoyo en la gestión de la investigación, pero yo estoy encantada con lo que hago. Trabajo con mi grupo desde el minuto uno para que todos se alegren de los éxitos de cualquier miembro, aquí sumamos todos, no valen los individualismos.

Pino Caballero y Victoria Marzol no se conocían antes de la concesión del premio. Terminan la entrevista y se van a tomar un café juntas.


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