La Universidad de La Laguna, a través de la Facultad de Derecho y el Aula Cultural Francisco Tomás y Valiente, organiza desde hace cuatro años el Seminario Tricontinental sobre Propiedad Intelectual, que aunque acoge ponencias variadas, cada año se centra en un área más concreta que, en esta edición, es la defensa de la creación de mundos de ficción en la cultura popular, como pueden ser el caso de los tebeos. Este encuentro se ha celebrado recientemente bajo la coordinación de profesor del área de Derecho Civil Luis Capote y Péter Mezei, de la Universidad de Szeged (Hungría).
Con participación de profesorado de universidades españolas, húngaras, eslovenas, austriacas, ucranianas y británicas, el seminario ha consistido en ponencias cortas sobre materias como el derecho a la parodia, los superhéroes en el ámbito de la propiedad intelectual, en copyright de los comics, la defensa de las expresiones culturales tradicionales y la defensa de derechos de autor y de marca en las plataformas de metaverso, entre otras.
Capote explica que la condición de tricontinental del seminario obedece a la implicación tanto de él como de Mezei en su puesta en marcha en 2021, junto con John Cross, de la Universidad de Louisville en Kentucky, quien ese año era profesor visitante Fulbright en la Universidad de La Laguna. El primero de los seminarios fue una introducción general, el segundo abordó el patrimonio cultural, y el tercero, celebrado en Malta, estuvo dedicado a la IA, una temática que sigue estando muy presente dada su actualidad.
Explica que este año se enfoca en los universos de ficción, relacionados con el cómic, el cine, los videojuegos y la sátira como elemento de libertad de expresión en ciertas situaciones en determinados países. Es un ámbito complejo porque hay diferencias notables sobre cómo conciben los derechos de autor los diferentes países, por lo que “existe un contexto general que viene marcado por los tratados que gestiona la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, pero luego se establecen unos mínimos armónicos”, explica el experto.
“La regulación de Estados Unidos es notoriamente distinta, y solamente ahora, pero no con efectos retroactivos, se está planteando una suerte de armonización”, matiza Capote, quien explica que España posee un doble modelo que reconoce, por un lado, los derechos de explotación económica, que se extinguen pasados 70 años; y por otro, los derechos morales, que tienen una naturaleza en muchos casos vitalicia o perpetua. En cambio, en el ámbito estadounidense, hasta ahora todo se había centrado en la parte patrimonial, mientras que la de derechos morales es ahora cuando se está empezando a trabajar.
Aplicado esto al mundo del tebeo, Capote explica que subyace la noción de que “solamente un ser humano puede crear y, consecuentemente, tiene condiciones autorales, con lo cual, cualquier actividad que se haga vía edición, se trata de una cesión temporal de derechos”. Así, cuando la editorial Bruguera cerró, autores como Víctor Mora, escritor de El Capitán Tueno, y Francisco Ibáñez, creador de Mortadelo y Filemón, tuvieron que pleitear para que les revirtieran los derechos de esas creaciones.
En Estados Unidos es una situación diferente, pues los personajes pertenecen a la editorial y los autores solo han visto reconocidos en algunos casos sus derechos tras acuerdos extrajudiciales. “La situación paradójica es que un mismo pleito planteado en un país de la Unión Europea o en un tribunal estadounidense puede tener dos respuestas diametralmente distintas”.
En esta materia, la temporalidad es un factor que determina la caducidad de la protección de derechos de autor, y ello ha provocado escenarios diferentes, dependiendo de qué legislación esté vigente en cada momento. El experto pone come ejemplo que en 2021 se declaró en dominio público la obra de Antonio Machado, 80 años después de su muerte, porque el deceso se produjo antes de 1987, fecha del cambio legal sobre este aspecto, por lo que el plazo aplicable no era los 70 años actuales, sino 80.
Por su parte, Péter Mezei es también experto en propiedad intelectual. “Mi campo favorito es el copyright, dentro del cual se incluye la música y, en dicho ámbito, uno de los asuntos que me resultan más fascinantes es cómo la música es utilizada por creadores secundarios” a través de actividades como el “sampling”, esto es, la reutilización en una obra de una muestra o fragmento de un autor diferente. “Es una problemática gradual y, de hecho, todavía está pendiente en el Tribunal Europeo de Justicia un caso sobre sampling musical que comenzó hace 25 años. Es un tema que sigue muy vivo”.
Quizá uno de los casos más famosos sobre esta práctica sea la del rapero Puff Daddy, que debe pagar 5.000 dólares diarios al cantante Sting por la utilización sin autorización una muestra de un tema del británico. Mezei cita otro caso, el de Kanye West, a quien califica como “un notorio infractor” de derechos de autor que incluso ha tenido un caso presentado por el autor de la canción más famosa del rock húngaro, que se resolvió medite acuerdo extrajudicial. “El acuerdo significa que West admitió que hizo algo malo. Y ha sido demandado varias veces por hacer cosas como esta”.
El jurista húngaro señala que la UE ha armonizado varias cuestiones, como definir el término “protección” de manera unificada, pues antes no lo estaba. Por otro lado, no cree que Estados Unidos sea más estricto en la defensa de los derechos musicales, simplemente que ha tenido más casos y, por ello, más jurisprudencia. Allí se manejan conceptos como “mínimos”, “similitud sustancial” y “uso legítimo” que no está presentes en España, Hungría y Europa en general. “Esto muestra que la brecha entre ambas regiones es grande y no estoy seguro de que nunca lleguemos a un compromiso sobre estas cuestiones, pero quién sabe”.
