El Jardín Experimental no está concebido como un espacio silvestre. Es un jardín ideado, con un diseño definido. Hay que conservar la señalética y los elementos de obra como los estanques, muros, escaleras y bancos. Al tratarse de un espacio vivo y en continua evolución requiere de ciertos trabajos para mantener el trazado viario y sus borduras, el equilibrio de las composiciones de plantas y la gestión de los restos vegetales que se producen constantemente.

Cuidado del suelo

En el cultivo sostenible, la base de la fertilidad reside en el suelo mismo, no en el aporte de fertilizantes de síntesis.

Se considera al suelo como un ente vivo, complejo, con evolución y equilibrio propios. No se realizan entrecavas, solo aportes periódicos en superficie de materia orgánica triturada procedente mayormente de la propia vegetación del jardín: restos de poda, hojas, ramas muertas, hierba segada, etc. Imitando de esta forma los ciclos naturales. Es lo que se conoce como ‘acolchado’.

Gestión del agua

Aunque el acolchado vegetal reduce las pérdidas de agua por evaporación, es necesario realizar aportes de agua periódicos en ausencia de lluvias si queremos mantener un aspecto del jardín estéticamente aceptable.

Se han establecido ‘hidrozonas’, es decir sectores en donde conviven plantas con requerimientos hídricos similares, para realizar un riego diferenciado. Las zonas de laurisilva se riegan con mayor frecuencia que las agrupaciones termófilas y estas a su vez necesitan más aportaciones de agua que las composiciones vegetales de zonas bajas y áridas.

Gestión del agua

Aunque el acolchado vegetal reduce las pérdidas de agua por evaporación, es necesario realizar aportes de agua periódicos en ausencia de lluvias si queremos mantener un aspecto del jardín estéticamente aceptable.

Se han establecido ‘hidrozonas’, es decir sectores en donde conviven plantas con requerimientos hídricos similares, para realizar un riego diferenciado. Las zonas de laurisilva se riegan con mayor frecuencia que las agrupaciones termófilas y estas a su vez necesitan más aportaciones de agua que las composiciones vegetales de zonas bajas y áridas.

Manejo de plantas

En el Jardín Experimental todas las plantas ejercen su función, incluso las consideradas ‘malas hierbas’.

Las adventicias de los caminos se siegan para formar praderas naturales y las que germinan entre las plantaciones jóvenes son arrancadas y dejadas en superficie como parte del acolchado.

Las plantas de las distintas composiciones a veces crecen más de lo estimado. Cuando esto ocurre se suelen hacer entresacas y podas de reducción, ajustando los marcos de plantación en las reposiciones posteriores. También se realizan podas ligeras para eliminar flores secas o equilibrar la vegetación.

Algunas especies, como el alhelí (Erysimum virescens) tienen un ciclo natural corto, teniendo que reponer los ejemplares cada dos o tres años.

También hay individuos que envejecen y pierden su atractivo o se deterioran por efecto de condiciones meteorológicas adversas y tienen que ser sustituidos por otros más jóvenes. A veces la especie no se adapta bien al emplazamiento y las plantas crecen débiles, siendo propensas al ataque de plagas y enfermedades. En este caso se opta por sustituirla por otra considerada más tolerante.

Gestión de restos vegetales

Al igual que sucede en el medio natural, las hojas e inflorescencias secas, las ramas muertas y demás restos vegetales se deben reincorporar al suelo para cerrar el ciclo de la materia orgánica.

Los elementos de mayor tamaño se retiran y trituran previamente por medios mecánicos antes de devolverlos al suelo para formar una cobertura homogénea. De esta manera se asegura una cierta calidad estética en el conjunto y un fondo de contraste para la vegetación.