Un docente puede marcar la diferencia para que una asignatura se convierta en toda una revelación para el alumnado. En las etapas preuniversitarias, muchas vocaciones han surgido gracias a la influencia positiva de una profesora o un profesor que abrió los ojos de su estudiantado a las bondades de su disciplina. Y en la universidad, ese proceso puede ser igualmente determinante para derivar hacia una especialidad u otra dentro de cada titulación. Pero impartir esas clases inspiradoras que transmitan de manera óptima los conocimientos del currículo no es sencillo y exige al profesorado un esfuerzo para adaptarse a las peculiaridades de cada grupo de estudiantes, aplicar diversas metodologías y lograr la confianza del alumnado.
Una gran mayoría de docentes de la Universidad de La Laguna se esfuerza cada día por practicar esa docencia de alta calidad, y cinco de ellos han visto reconocida esa vocación con el Premio a la Excelencia Educativa, entregado durante el pasado Día Institucional: Cristo Manuel Hernández Gómez, en el área de Artes y Humanidades; Eduardo Pérez Roth, en el área de Ciencias; Juan Elicio Hernández Xumet, en el área de Ciencias de la Salud; Belén Melián Batista, en el área de Ingeniería y Arquitectura; y Zeus Plasencia Carballo, en el área de Ciencias Sociales y Jurídicas.
Los cinco galardonados durante la entrega del premio en el Dia Institucional.
Este galardón bebe de los resultados del Programa de Apoyo para la Evaluación de la Actividad Docente del Profesorado Universitario, Docentia, establecido por la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA) en 2007. Tras someterse a esta evaluación, este grupo de docentes obtuvo la calificación “Muy Favorable” con una puntuación global superior al 9.0. Dicha calificación les permitió postularse de manera voluntaria para obtener la consideración de “Excelente”, para lo cual sus candidaturas fueron valoradas por una comisión externa a lo largo de varios meses y entrevistas, y finalmente se les concedió al haber registrado la mayor calificación en sus respectivas ramas de conocimiento.
Docentia es una evaluación triangular, pues cada docente presenta un autoinforme sobre su actividad, el alumnado de sus asignaturas lo evalúa de manera independiente y el departamento emite su valoración acerca de su labor. Estos tres parámetros determinan una calificación final de “Muy Favorable”, “Favorable” o “Desfavorable”. Es obligatoria para el profesorado con vinculación permanente y opcional para aquel con contratos no permanentes, con el objetivo es alcanzar la evaluación periódica de todo el cuerpo docente de la institución cada cinco años.
Este proceso provee a la Universidad de La Laguna de una herramienta calibrada para valorar la calidad de la actividad docente y estimular una cultura del trabajo innovador y colaborativo como forma de desarrollo profesional e institucional. Asimismo, el profesorado ve reconocida su labor en actualizaciones que contribuyen a impulsar la calidad de enseñanza e incentivar la reflexión constructiva y cooperativa sobre su desempeño, fomentando así la implantación de metodologías de innovación educativa.
El aula como espacio vivo y dinámico
Cristo Hernández Gómez
Cristo Manuel Hernández Gómez, profesor ayudante doctor en el Departamento de Geografía e Historia, procura que su alumnado asuma un papel central durante la clase, convirtiendo el aula en un auténtico laboratorio de arqueología donde reflexionar sobre problemas históricos como el origen de la humanidad o el primer poblamiento en Canarias. Para este docente, que imparte sus clases en el Grado de Historia y el Máster en Formación del Profesorado, el aula es un espacio vivo y dinámico, en el que los problemas que se plantean durante la sesión influyen en el desarrollo de la misma. “Una clase es como interpretar una pieza de jazz, tienes claro cómo vas a arrancar, pero a partir de ese momento, todo el proceso educativo depende de variables sobre las que tenemos poco control”, apunta.
Este profesor de Historia añade que percibe su labor como la de guía y facilitador, en un contexto de aprendizaje “dialógico y crítico basado en la retroalimentación”. Esto es algo particularmente importante con el alumnado del primer curso, entre los que aprecia ciertos tópicos y expectativas acerca de la materia que estudian. “Me satisface comprobar cómo paulatinamente se van dando cuenta de que existen enormes incertidumbres y de que el conocimiento sobre el pasado de la humanidad es dinámico y cambiante”, señala.
Hernández está convencido de que los procesos de evaluación como el programa Docentia son una valiosa herramienta para reflexionar sobre la propia labor educativa y cuestionar las razones detrás de determinadas decisiones respecto a la metodología, las actividades en el aula o el sistema de evaluación.
Según Hernández, existe un pilar fundamental para la enseñanza, que es la conexión humana: “Somos primates, aprender para nosotros no es un proceso individual ni aislado; como seres sociales, vivimos y aprendemos en comunidad”, señala. Trata de fomentar la dimensión afectiva y ética del aprendizaje en sus clases y no es de extrañar que el alumnado que asiste a sus sesiones valore especialmente su trato cercano y las oportunidades de participación e intercambio de ideas. “Cuando miro a mis estudiantes, veo en ellas y ellos el futuro, y confío plenamente en su capacidad para transformar el mundo”.
Aprendizaje activo y reflexivo
Juan Elicio Hernández
Para Juan Elicio Hernández Xumet, profesor del Grado en Fisioterapia, el aprendizaje reflexivo y el desarrollo del pensamiento clínico y crítico son clave en su metodología de enseñanza. Admite que. en un principio, se dejó llevar por un modelo educativo tradicional muy extendido en las ciencias de la salud, basado en la transmisión exhaustiva de información teórica.
Pero pronto observó “una desconexión palpable entre la teoría abstracta y la aplicación práctica en el contexto clínico real”, que le llevó a emplear un enfoque activo y participativo en el aula, utilizando simulaciones clínicas y el análisis de casos reales, muchos de ellos basados en experiencias propias o del alumnado en sus prácticas clínicas-sanitarias. Además, integra tecnología y recursos multimedia para enriquecer la experiencia educativa, asegurándose de que las actividades sean diversas, con sesiones teóricas, prácticas en aula, elaboración de historias clínicas y videos demostrativos.
Hernández considera que la investigación que desarrolla es fundamental para su labor como docente en asignaturas clínicas, en las que intenta ofrecer una perspectiva actualizada, lo que influye directamente una mejor atención al futuro paciente y la efectividad de los tratamientos. “La investigación asegura que la enseñanza que imparto esté basada en la evidencia más actual y relevante, preparando a los estudiantes para ser profesionales reflexivos y críticos”, asegura.
Este profesor de Fisioterapia señala que lo más gratificante en su labor como docente es ver cómo estudiantes muy tímidos realizan análisis certeros durante sus clases prácticas y poco a poco esa “epifanía” transforma su confianza y su participación en la clase. Su alumnado lo considera un docente cercano y empático que lo anima a compartir experiencias clínicas y discutir ideas. En este sentido, el proceso de evaluación supuso una oportunidad de autoanálisis y una manera de asegurarse de continuar ofreciendo contenidos relevantes para la formación de futuros profesionales sanitarios.
Espacios para el pensamiento crítico y la colaboración
Eduardo Pérez Roth
“Considero fundamental crear un ambiente en el que los alumnos se sientan protagonistas de su aprendizaje, fomentando la confianza para que pregunten, expresen sus dudas y se equivoquen sin temor a ser juzgados”, afirma Eduardo Pérez Roth, que imparte docencia en los grados de Biología y Farmacia, así como en el Máster Universitario en Investigación y Diagnóstico de Enfermedades Tropicales. Para este docente, uno de los momentos más divertidos en el aula es ese instante en el que un estudiante se asoma por primera vez al microscopio para ver los microorganismos, seguido de la emoción que surge cuando por fin logran enfocar las bacterias.
Admite que uno de los errores que cometió al inicio de su labor como docente fue mantener ciertas expectativas acerca de las habilidades con las que el alumnado llegaba a su aula. Para enfrentarse a esta situación, se esforzó en “escuchar más, observar mejor cómo aprenden ellos y no cómo enseñaba yo”. Por esto, concibe cada día en el aula como una oportunidad de prueba y ajuste, aplicando metodologías que permiten generar espacios para el pensamiento crítico y la colaboración, como el Peer instruction o el Jigsaw Classroom, e incorporando dinámicas para incrementar la participación en las sesiones teóricas.
Pérez señala que su investigación continuada en el campo de la resistencia bacteriana a los antibióticos le proporciona la oportunidad de abordar esta problemática en el aula desde una perspectiva práctica y actualizada. El alumnado destaca que Pérez logra despertar su interés por la materia y por el campo de la Microbiología en general. Este profesor señala que, además de los procesos exhaustivos como Docentia, las encuestas del alumnado son “una herramienta valiosa para identificar fortalezas y, sobre todo, áreas de mejora en la práctica profesional”.
Metodologías activas en enseñanza de lenguas extranjeras
Zeus Plasencia
Zeus Plasencia Carballo, profesor contratado doctor en el Departamento de Didácticas Específicas, utiliza metodologías activas y prácticas en el aula, basadas en el principio de “aprender haciendo”. En el Grado en Maestro/a en Educación Infantil, el alumnado diseña actividades para enseñar inglés a preescolares a través de cuentacuentos y recursos dinámicos. En el Máster de Formación del Profesorado, especialidad de inglés, combina el análisis de casos, el trabajo en equipo y la simulación para conectar la teoría con la práctica docente.
En sus clases, “los futuros docentes investigan y experimentan con distintas estrategias didácticas y recursos, adaptándose a la realidad de las aulas”, afirma. Uno de los mayores desafíos es superar las barreras y prejuicios del alumnado hacia el idioma, especialmente en el Grado de Educación Infantil, donde el estudiantado llega con un nivel básico de inglés. Por eso, para reducir la ansiedad lingüística, Plasencia evita tecnicismos, emplea frases sencillas, repite ideas clave, utiliza gestos e imágenes, y recurre al español solo cuando es necesario. Además, alienta al alumnado a expresarse sin miedo, utilizando adecuadamente la gramática: “No importa que usen frases sencillas, lo importante es que estén bien dichas”.
De esta manera, Plasencia promueve el uso activo del inglés reforzando la confianza del alumnado en su capacidad comunicativa. El equilibrio entre la exigencia y accesibilidad, así como la utilidad de los contenidos, son aspectos bien valorados por su estudiantado y por la ANECA. Una de las sesiones que Plasencia disfruta especialmente tiene lugar en el módulo inicial de metodología del máster del profesorado, donde invita al alumnado a reflexionar su propia experiencia aprendiendo inglés. “No empezamos con teoría. Les pido que piensen en cómo aprendieron inglés y qué hacía bien ese profesor o profesora que recuerdan con cariño”. A menudo, mencionan la conexión humana con el profesorado, entendida como una relación de respeto y confianza “No me refiero a ser colegas, sino a una conexión que inspira”, apunta. Para Plasencia, esa cercanía es relevante para despertar la reflexión y preparar al futuro profesorado para asumir ese rol.
Innovación en el diseño de algoritmos
Belén Melián
Belén Melián Batista, catedrática en el Departamento de Ingeniería Informática y de Sistemas, imparte la asignatura de Diseño y análisis de algoritmos del Grado en Ingeniería Informática, con un enfoque práctico y colaborativo. Aunque sus proyectos son exigentes y requieren muchas horas de trabajo, su labor docente ha sido reconocida en varias ocasiones por su alumnado y la ANECA. “Pongo toda mi energía en transmitir los conocimientos de forma clara”, señala.
En sus clases, el alumnado afronta problemas de optimización complejos que exigen aplicar teoría a situaciones reales y diseñar algoritmos propios, ya que no existen soluciones preestablecidas. “Los problemas asignados en los proyectos tienen particularidades que no se encuentran fácilmente en las herramientas de Inteligencia Artificial de generación de código”, señala esta profesora. Melián explica que, durante varios años, los proyectos realizados por el alumnado solían realizarse en equipo de forma colaborativa. Sin embargo, en un determinado curso decidió que los trabajos fuesen individuales, sin abandonar el enfoque colaborativo. Esta decisión surgió a raíz de la dirección de un Trabajo de Fin de Grado en el que se dio cuenta que este estudiante no había comprendido en profundidad los contenidos abordados en su asignatura.
La profesora destaca la importancia del respeto mutuo y de sacar al alumnado de su zona de confort. Su modelo de evaluación se centra en la práctica, la adaptación al contexto actual, el pensamiento crítico, la creatividad y el desarrollo de habilidades transversales.
Además, está convencida de que la investigación activa y la transferencia de conocimiento son clave para una enseñanza de calidad. Para ello, participa activamente en el proceso de defensa de trabajos de investigación en revistas como Journal of Heuristics, de la cual es editora asociada. Según explica, se enseña al alumnado a diseñar experimentos serios y fundamentados, como si resolvieran problemas reales de empresas. “Es gratificante ver cómo, pese a la complejidad de los proyectos, logran encontrar soluciones originales”, afirma. Disfruta especialmente cuando el alumnado comparte su pasión y entusiasmo por su tema de investigación.
Gabinete de Comunicación
