EDITORIAL

 

 

En algún lugar leí, hace mucho tiempo, que todo problema lleva consigo una oportunidad de cambio y de mejora. En mi caso esta convicción se ha visto reforzada por los hechos recientes de los que, en el ámbito de la ciencia y de la percepción social de la misma, estamos siendo testigos.

Voy a detenerme en un aspecto que ilustra bien esta aseveración. Las vacunas contra SARs-Cov2 que han sido validadas y aprobadas (hay muchas otras que están en vías de conseguirlo), están siendo distribuidas y aplicadas a cada vez más amplios sectores de la población. Constatamos, a medida que las campañas de vacunación avanzan, que la ciencia basada en el buen gobierno y en infraestructuras efectivas de distribución y comunicación puede cambiar para mejor nuestras vidas y cómo, a resultas de todo ello, aumenta la comprensión y la apreciación de la ciencia por el público.

Los medios de comunicación han mostrado, como nunca antes, con un nivel de detalle y cuidado sin precedentes y casi en tiempo real, cómo la pandemia ha propiciado la colaboración científica a nivel mundial y cómo ese trabajo colaborativo y sinérgico ha aportado los conocimientos y los medios para desvelar los mecanismos moleculares causantes de la alta infectividad y mortalidad del virus SARS-Cov2. En un tiempo récord se ha secuenciado el genoma del virus y analizado las variantes genéticas que han ido surgiendo; se ha podido dilucidar la estructura de sus proteínas y encontrar medicamentos que disminuyen la gravedad de la infección. La rapidez con la que hemos desentrañado los secretos del virus SARS-Cov2 y descubierto los mecanismos de su patogenicidad no tienen precedentes en la historia de la ciencia.

El resultado más claro y sin duda relevante de esta colaboración son las vacunas. Porque, no sólo es extraordinario el número de vacunas desarrolladas o en fase de elaboración, sino la velocidad con la que se han conseguido. En poco menos de un año hemos dispuesto de vacunas innovadoras, basadas en la tecnología del ARN, con eficacias del 80-95% y que no muestran efectos secundarios destacables. Sin duda, hay notas negativas y reprochables en este esfuerzo colectivo, como la actitud de algunas empresas que han aprovechado la ocasión para revalorizar sus compañías de manera desleal. Pero la contribución desinteresada de miles de investigadores e investigadoras, que han aportado su trabajo en aras del conocimiento para resolver un reto sin precedentes de nuestra sociedad, no debe verse empañado por la codicia de unos pocos. Creo que, en conjunto, tenemos motivos bien fundados para pensar que la experiencia de lo vivido a lo largo del último año proveerá de impulso y energía a los sistemas de ciencia y tecnología durante la próxima década.

A la pandemia se le ha superpuesto la infodemia; esa avalancha de información donde vienen mezclados lo verdadero y lo falso, lo relevante y la superchería. Se ha puesto de manifiesto una vez más, pero a un nivel sin precedentes, cómo es más necesaria que nunca la capacidad para filtrar la gran cantidad de información que nos llega. Es en este frente donde se hace patente la necesidad de mantener el pulso por la información científica veraz al tiempo que se alerta contra los planteamientos pseudocientíficos. Ambos, la difusión de la ciencia y el combate a las pseudociencias, son objetivos que perseguimos en HIPÓTESIS.

Con motivo del Número de HIPÓTESIS hacemos un recorrido por temas diversos, variados y en algunos casos poco transitados. Manuel Ferraz nos presenta la evolución de las ideas en torno a la educación ambiental, que como el lector podrá comprobar no ha estado exenta de dificultades y sobresaltos. La tecnología es abordada desde distintas perspectivas. Jorge Méndez, toca un tema de actualidad, ahora que China, principal proveedor de las denominadas tierras raras, elementos esenciales para sostener las tecnologías de nuestro siglo, amenaza con un embargo de estas materias primas esenciales. Nos habla de lo que son y de la oportunidad que algunos hallazgos realizados en Canarias suponen como alternativa a la opción china. Jacques Bulchand, de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, aborda en su artículo las conexiones entre la Inteligencia Artificial, el trabajo, el turismo y la renta básica, en un ejercicio que pone de manifiesto que no se puede desligar los desarrollos tecnológicos de sus implicaciones sociales si queremos avanzar hacia una sociedad justa. También sobre cuestiones relacionadas con la Inteligencia Artificial, pero a más distancia está el artículo de Juan José Salazar, que la relaciona conspicuamente con la optimización matemática, las empresas y el Big Data. Con tecnología tiene que ver el artículo de Ana Viña, profesora de Historia de la Universidad de La Laguna, en el que nos describe cómo la investigación historiográfica se ve favorecida por las tecnologías de la información, que permiten hacer accesibles, con rigor y seguridad la documentación que se guarda en archivos y bibliotecas.

HIPÓTESIS es una revista universitaria, y como universitarios no olvidamos que es nuestra misión formar. Las metodologías que sustentan la docencia deben venir informadas por los resultados que aportan las ciencias de la educación. Un ejemplo de innovación pedagógica nos lo aporta Antonio Eff-Darwich, que muestra cómo se puede aprender ciencia por la vía de hacer experimentos en el aula (y fuera de ella). Dulce González Doreste nos da a conocer la obra y aportaciones de dos mujeres excepcionales, que allá por los siglos XII y XIV, defendieron en sus escritos los derechos, la posición y la sensibilidades femeninas. Nada fácil en una época en la que la misoginia formaba parte de la cultura imperante.  Carlos Díaz y sus colegas Jesús de las Heras y Jacinto Darias, nos cuentan las virtudes del… vino tinto canario. Virtudes de las que son responsables una familia de compuestos, los polifenoles, de las que los caldos canarios son ricos en cantidad y variedad. 

La cuota de transferencia científica, parte esencial del proceso científico que no debe detenerse en la investigación básica, cuenta con tres aportaciones. Juanjo Martín ha entrevistado a Carlos Andrés Navarro, Director de la Agencia Canaria de Investigación, Innovación y Sociedad de la Información del Gobierno de Canarias. Y como muestra de que la transferencia no es algo ajeno a la investigación que se hace en Canarias, se muestran dos casos, ejemplos de buenas prácticas presentados por Víctor Tagua, por una parte y Damián de Torres y Carlos Morán por otra. En el primer caso nos muestran el hallazgo de otra veta de riqueza (potencial) para Canarias, en esta ocasión a través de nuestros camellos autóctonos, fuente de anticuerpos, instrumentos para combatir enfermedades. El equipo de Damián de Torres nos cuenta cómo el papel se puede reencarnar en formaché, avatar del papel con poderes especiales: modelabilidad, moldeabilidad; dureza, higiénicos y resistencia. 

Carlos Santamaría, nos presenta el mecanismo que opera en los sesgos cognitivos presente en los seres humanos y que está en la base de tantas creencias irracionales y las actitudes que sustentan. No faltan tampoco  la sección Al Filo de la Navaja, a cargo de Larry Darrell y las contribuciones de Juanjo Martín, que incursiona en Marte, el eclipse que “visitó” Canarias en 1959 y la triste historia que rodea al estado actual de la Casa Amarilla, primer laboratorio primatológico dedicado al estudio de la inteligencia animal. José Ramón Arévalo nos presenta un resumen de su último libro Ecología liberal para no ecologistas y no liberales, en la que plantea una tesis provocadora: ¿es posible unir mercado y protección del medio ambiente?

En fin una entrega más de HIPÓTESIS que espero sea del agrado del cada vez mayor número de sus lectores. Con este número pretendemos que se diviertan mientras descubren cómo somos y el universo en el que estamos a través del trabajo de hombres y mujeres que dedican su tiempo y su esfuerzo a la investigación.