Entrevista a Antonio Tejera

FECHA: 29/05/2018

REPORTAJE – HISTORIA

AUTOR: JUANJO MARTÍN
FOTOGRAFÍA: MIGUEL VENTURA

Si tuviéramos que citar a los imprescindibles de la Arqueología en Canarias, su nombre figuraría entre los primeros de la lista. Toda una vida dedicada a la investigación histórica de nuestro pasado, Antonio Tejera Gaspar lleva desde pequeño interesado por los antiguos pobladores de las islas, primero como un niño que entraba en las cuevas de su pueblo y más tarde como investigador de la Universidad de La Laguna. No hace falta mucho tiempo de conversación para descubrir que es un curioso profesional. Todo le interesa, desde los restos excavados en una necrópolis de Perú, hasta el último modelo de teléfono móvil que ha salido al mercado. En estos 45 años de incansable trabajo de investigación entre restos arqueológicos y legajos, ha creado obras imprescindibles de la literatura histórica canaria como “Los aborígenes canarios (Gran Canaria y Tenerife)” y “Las culturas aborígenes canarias”, “Tenerife y los guanches” o “La Religión de los guanches: Ritos, mitos y leyendas”. Para reconocer su trayectoria investigadora, la Universidad que le vio crecer como profesional, le concedió el pasado mes de enero su Medalla de Oro, su mayor galardón.

Nos citamos con el catedrático en la Facultad de Bellas Artes. Puntual como un reloj suizo, pronto nos desvela su admiración por el nuevo edificio, que es “muy bello, como lo que se imparte aquí”. Sus décadas de trabajo universitario se notan apenas han pasado unos minutos, cada tres pasos alguien le quiere saludar y felicitar. Queremos conocer un poco mejor al historiador de Canarias: Antonio Tejera Gaspar.

¿Siempre tuvo claro que quería dedicarse a la historia, desde niño lo sentía así?

No fui un gran estudiante de pequeño, incluso repetí algún curso. En aquella época, tenía 12 años, asistía a una academia de Bachiller y Comercio, en las horas libres me sentaba delante de los cuadros del Museo de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife.

La Física y las Matemáticas no me interesaban nada, pero aquellos cuadros históricos los podía contemplar durante horas. Creo que eso ya era significativo. Mi gusto por el mundo de la cultura la tengo desde que tengo conciencia, seguramente inducido porque me crié en una zona rural, en Arico, donde era muy común que la gente estuviera todo el día contando historias del pasado, que era reciente para ellos. Todo ese mundo del recuerdo y formas de vida del pasado remoto pueden estar en el
germen de mi gusto por el mundo de la arqueología. Mi madre también tuvo parte de culpa, me llevaba a todas las iglesias del municipio, incluso al Museo de Santa Cruz en San Francisco. De mis padres he heredado mis ganas de conocer.

De todas las áreas de la Historia ¿por qué eligió la Prehistoria?

Desde mi más tierna infancia recuerdo tener referencias al mundo de los guanches.

Que si allí había una cueva con restos, que si allá había un barranco con restos aborígenes. Eso lo oía constantemente en mi pueblo, ese puede ser un comienzo. Lo que si recuerdo con claridad es que cuando empecé a estudiar en el bachillerato ya tenia el deseo de conocer las cosas muy antiguas, eso si, ya podía ser la Grecia Clásica o el mundo Romano; puede ser que viniera por ahí.

Los científicos de cada época siempre han pensado que todo está descubierto, que queda poco por conocer. ¿Cuando usted comenzó sus estudios sobre la arqueología canaria también se pensaba lo mismo?

Tanto es así que mi maestro, el profesor Pellicer, lo escribió en el prólogo de mi tesis doctoral. En efecto, cuando yo comencé se tenía esa sensación, de que todo estaba descubierto por Diego Cuscoy y compañía. Era un pensamiento muy generalizado en el sector. Lo que se ha hecho en los últimos 40 o 50 años es cambiar el modelo de investigación, aquí el gran salto lo han dado los genetistas, los expertos en paleofauna, paleoflora, etc. esto ha sido revolucionario y yo lo puedo afirmar con cierta perspectiva. Ver como yacimientos como el de “Cueva Pintada” en Gáldar está entre los mejores yacimientos arqueológicos del país me parece un hecho muy importante.

 

¿Y ahora le diría a un alumno suyo que todo ya se sabe del mundo aborigen canario?

Cuando yo comencé a estudiar estos temas, en el año 79, le dije a mis alumnos, “vamos a partir de la siguiente base, no sabemos nada y tenemos que comenzar de nuevo, tenemos que subir de nivel, y cuando subamos hay que darle otra vuelta para seguir subiendo niveles”. Como es sabido, el conocimiento es interminable, no se acaba nunca, siempre se puede tirar del hilo. Ahora habría que repensar de nuevo todo lo que se ha hecho, creo que sería interesante repensarlo desde otra perspectiva.

En cuanto a yacimientos, ¿cree que aun queda por descubrir piezas importantes?

Creo que “los grandes hallazgos” los estamos haciendo ahora con los restos que se habían encontrado hace 50 años, reexcavar lo excavado, redescubrir lo descubierto puede ser en algún momento tan importante o más que tratar de ir detrás de un yacimiento que puede ser una quimera. Se podría encontrar algo extraordinario, podría ser, pero cuando uno se pone a pensar que la Cueva Pintada de Gáldar se descubrió en el último tercio del siglo XIX y que cuando realmente se ha puesto en valor ha sido casi 100 años después. La cueva no se ha movido, sigue en el mismo sitio, pero lo que se ha hecho es redescubrirla. Desde mi punto de vista, este es un camino que hay que retomar. Ahora se está reexcavando el yacimiento de Zonzamas, en Lanzarote. Es un yacimiento espectacular pero se conoce solo una mínima parte del enorme espacio que ocupa. Pienso que lo que habría que hacer es remirar, revisar, reestudiar. Muchas veces tenemos cosas a la vista y no las vemos.

Otro ejemplo: la isla de El Hierro tiene unos 270 km2, la zona del Julán, donde podemos encontrar los grabados rupestres líbico-bereberes ocupa una porción pequeña de la isla. La pregunta es ¿conocemos perfectamente todo ese yacimiento? la respuesta es clara, no.
Debemos volver de nuevo a lo andado, de ahí pueden venir las sorpresas.

La Arqueología también ha vivido la influencia política, con diferentes etapas, la cromañona, la franquista, la independentista, etc. ¿Cómo ha vivido esta evolución e influencias?

Siempre me he considerado una persona de libre pensamiento, siempre me he expresado con absoluta libertad y jamás nadie me ha hecho ningún tipo de orientación. Sin embargo, si se ha hecho un uso político de los conocimientos que se han tenido en cada momento, se ha utilizado lo que yo he dicho para sacar provecho. Por ejemplo, el uso político que hizo Mussolini del mundo romano, rescatando el poderío de Roma para sentirse el nuevo emperador, es muy claro, utiliza la historia para su provecho. O los Nazis con la raza superior. El uso político de los conocimientos científicos ha existido, esto es más grave incluso con la historia contemporánea.

Esto se podría solucionar con más educación, ¿por qué no se ha normalizado el estudio de la historia de Canarias en los colegios?

No sé si esto ha sido culpa de las directrices de educación o del desinterés de los docentes. Me han comentado alumnos de Bellas Artes que nadie les había enseñado ni explicado la ciudad de La Laguna. Eso no puede ser. La historia no consiste en memorizar fechas, cuando sabes historia conoces el contexto y de ahí las fechas te vienen solas.

¿De que descubrimiento o publicación se siente más orgulloso?

Después de descubrir grabados rupestres en La Gomera, Lanzarote, Fuerteventura o Tenerife, donde he intervenido en alguno de estos hallazgos, de lo que más satisfecho estoy es de la publicación del libro “La religión de los Guanches”. Esta obra dio pie a descubrir una gran cantidad de cosas relacionadas con las manifestaciones religiosas de los antiguos pobladores de las islas. Todo eso arranca de esa publicación, de la que ni siquiera estaba muy convencido al principio. Yo tengo una pequeña participación en esto pero me siento muy orgulloso.