Un paseo por mi trayectoria científica

FECHA: 27/03/2019

AUTORA Mª DEL CARMEN ARÉVALO MORALES


ILUSTRACIÓN CARLA GARRIDO                                          

Catedrática de Química Física. Directora del Instituto de Materiales y Nanotecnología de la Universidad de La Laguna

Soy química y desde mi infancia oí hablar de química; tuve la suerte de crecer en una familia numerosa en donde la ciencia estuvo presente. Fue mi padre, Agustín Arévalo Medina, Catedrático de Química Física y Electroquímica de la Universidad de La Laguna (ULL) el que despertó mi vocación por la química (¡siempre estará conmigo!). Recuerdo ya de niña visitar los laboratorios y entusiasmarme con el material de vidrio, los recipientes con los productos, especialmente el de mercurio… ¡aún conservo en mi memoria el olor de esas visitas!

Mi primer encuentro con la química como asignatura fue en bachillerato, de la mano del Dr. Matías Reina Artiles, Profesor Investigador del CSIC, recientemente fallecido, que entonces era estudiante del último curso de la licenciatura: contribuyó mucho a mi vocación por la química. Más tarde llegamos a colaborar en trabajos de investigación iniciando juntos una nueva línea de trabajo.

En octubre de 1976 comencé, con mucho entusiasmo, la licenciatura en Química en la ULL, que terminé en 1981. Durante esos cinco intensos años aprendí también a ser universitaria. En ese periodo, mi condición de mujer nunca supuso un obstáculo para mis aspiraciones; de hecho, éramos varias mujeres en la promoción, que son hoy excelentes profesionales en sus campos de trabajo. Hice la especialidad de Química Física, iniciándome en la electroquímica, con una beca de colaboración en el verano del último curso. Desde ese momento tuve muy claro que quería seguir en el mundo de la investigación que inicié con una beca predoctoral bajo la dirección de mi padre. Finalizada la tesina de licenciatura, después de asistir a mi primer congreso, decidí hacer mi tesis doctoral en Italia, con el profesor Elio Vianello y la profesora Gabriella Severin, en Padova y fui así, sin ser consciente de ello, una de las primeras mujeres de la Facultad de Química que hizo su tesis doctoral en el extranjero. Fueron cuatro años, duros pero gratificantes, dedicados a la Electroquímica Orgánica, con muchas horas de laboratorio y resultados no siempre satisfactorios… pero, ¡como los celebraba cuando eran buenos! De excelentes maestros aprendí la importancia de la honestidad en la Ciencia, que actualmente echo en falta en muchas ocasiones. En 1987, después de pasar por todas las becas posibles del Ministerio de Educación y Ciencia (en algún momento llegué a pensar que me jubilaría como becaria) conseguí mi primer contrato.

En paralelo a mi actividad docente, desarrollé mi propia línea de investigación en Electroquímica Orgánica, en colaboración con la Universidad de Padova, de la que salieron tesinas y tesis doctorales. De hecho, fui la primera directora en la ULL de una tesis en cotutela con el profesor Flavio Maran. Desarrollé también una línea de investigación en electrocatálisis, en colaboración con el profesor Jorge Alejandro Arvía del Instituto de Investigaciones Fisicoquímicas Teóricas y Aplicadas de la Universidad Nacional de la Plata (Argentina), línea que he compartido desde entonces con otra científica, compañera y amiga, la profesora Elena Pastor Tejera responsable del Grupo de Investigación de Ciencias de Superficie y Electrocatálisis de la ULL. En 1988, realicé una estancia posdoctoral en la Universidad de Pierre et Marie Curie (París) y entré en contacto con grupos de la Universidad de Poitiers (Francia). Fue en la década del 2000 cuando el destino cruzó mi camino con el del Dr. Matías Reina en el marco de un proyecto de investigación sobre el uso de porfirinas como electrocatalizadores de reacciones de interés medioambiental. Esta línea de investigación la comparto con la profesora Mª Jesús Aguirre de la Universidad de Santiago de Chile desarrollando electrosensores para la detección de nitritos y sulfitos en productos alimentarios y vinos. Estas aplicaciones se extendieron al uso de estos electrodos en celdas de combustible en colaboración con la Dra. Elena Pastor.

Como puede verse, entiendo la Ciencia como universal y que necesita de la colaboración con especialistas de distintas disciplinas. Esto ha sido una constante en mi carrera científica. Todas las personas que han trabajado conmigo han realizado estancias en otros laboratorios y el mío ha recibido a muchos/as colaboradores/as extranjeros. He dirigido tres tesis doctorales en cotutela, con las universidades de Padova y de Santiago de Chile.

Para poder hacer ciencia se requiere financiación, que junto con el factor humano, son los dos elementos indispensables. Por tanto, una de las tareas de cualquier científica es la búsqueda de recursos mediante la presentación de proyectos de investigación novedosos, interesantes y realizables. En este sentido, tengo que agradecer a las entidades autonómicas y nacionales que han financiado la investigación que he realizado. En cuanto al factor humano, he tenido la gran suerte de colaborar con excelentes (humanos y científicos) equipos. Quiero destacar que la mayor parte de mis relaciones científicas se han desarrollado con mujeres; de hecho de las siete tesis doctorales que he dirigido, seis han sido realizadas por mujeres.

Soy catedrática, la primera, de Química Física, 26 años después de ser Profesora Titular. Actualmente, también lo son otras dos compañeras, Elena Pastor y Pilar Carro, de lo que me siento muy orgullosa; creo que somos de las pocas áreas de conocimiento en las que el número de catedráticas supera al de catedráticos. Sin embargo, estamos muy lejos de la paridad no solo en la ULL. Quiero romper una lanza a favor del sistema de acreditación nacional; considero que el hecho de que valoren únicamente tus méritos ha puesto en evidencia la valía de muchas universitarias. Pero aún queda mucho que conseguir; tenemos que seguir luchando para que nuestra presencia sea cada vez mayor.

Como muchas mujeres, he tenido que compaginar mi trabajo con mi vida familiar. Soy madre de dos chicas, a las cuales les he inculcado los valores de la igualdad entre hombres y mujeres en todos los aspectos de la vida y animado a que luchen por esta igualdad. Objetivamente, a lo largo de mi carrera no he sentido una discriminación evidente por el hecho de ser mujer, pero soy consciente de que esto no es lo habitual. Por eso, considero que, desde nuestra posición, debemos reivindicar los derechos para otras mujeres que, desde la suya, no pueden hacerlo. Me considero una privilegiada, trabajo en lo que me gusta: investigación y docencia.